Es muy poco el tiempo que nos queda para asistir a las urnas y depositar nuestro voto, ese donde entregamos a una persona la conducción de nuestro destino en todo sentido y es por ello que este acto debe ser responsable, pensado y finamente calculado para no sufrir frustraciones ni desengaños.
Muchos ciudadanos han entrado en un periodo de duda e incertidumbre, fundamentados en experiencias lamentables, con resultados penosos, pues todo lo prometido y programado en una campaña quedó en el plano de las buenas intenciones y ofrecimientos incumplidos, llevándolos a un estado de desengaño que concluye con la renuencia personal a participar en la próxima jornada electoral en una decisión respetable, pero no compartible, porque es más importante el futuro de la nación que ese sentimiento de traición. Debemos aprovechar esta nueva oportunidad democrática para encontrar una salida digna a este estado de dudas, complejidades e incertidumbres. Por ello les recomiendo asistir a la cita electoral, pues de lo contrario estaríamos dando margen para que otras personas tomen decisiones sobre nuestras vidas y el futuro del país.
Entramos al periodo más álgido de la campaña electoral, donde los candidatos deben concentrarse en sus objetivos, dejando de lado cualquier tipo de embate a opositores, mostrando respeto por los rivales y sus puntos de vista, Los aspirantes ya están presentando programas de gobierno, en los cuales figuraran iniciativas y proyectos para atender las necesidad del país y anhelos del electorado; momento propicio para analizar con cabeza fría cada una de las propuestas, evitando caer en falsas expectativas o cantos de sirenas que nos direccionen a nuevas frustraciones (de esas que venimos hablando).
Es recomendable en este momento estudiar a conciencia cada proyecto, no contentarnos con su exposición y boceto, es necesario conocer el objetivo, es decir “el que” para luego esperar del candidato la explicación amplia y clara de “el cómo” evitando especulaciones y aterrizando la viabilidad del propósito, lo que nos debe llevar al “con qué “donde brillaran los recursos económicos o respaldo financiero que por lógica todo plan debe contemplar desde su iniciación.
Como ven amables lectores, esta columna va dirigida a recomendarles que no votemos por las personas, busco motivarlos a dirigir nuestra atención hacia los programas, un buen elector se sustenta en los temas presentados y métodos conducentes a su viabilidad. No es mi intención en esta oportunidad terciar hacia determinada campaña, pues como lo vengo recomendado, me encuentro en esa fase de estudiar los programas de gobierno, asistir a futuros debates con un espíritu desprevenido y analítico, para tomar una decisión acorde con las urgencias de mi país y la sociedad. Porque en esta elección debemos mostrar la grandeza y talante, tanto de los postulados como del elector.