ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Sábado, 17 de Noviembre de 2012

Peligroso talón de Aquiles

 

No deja de ser muy preocupante la noticia de esta semana que nos da cuenta de que el Banco Interamericano de Desarrollo -BID- tiene listo un crédito por US$ cien millones para la formación profesional de los trabajadores colombianos y que  destaca cómo el presidente del organismo, el también colombiano Luis Alberto Moreno, al hacer el anuncio, señaló que uno de los talones de Aquiles de nuestro país es la carencia de mano de obra calificada en el sector productivo, a fin de poder competir exitosamente en los mercados del libre comercio internacional.

Y nuestra preocupación tiene que ver conque dicha evaluación es una crítica directa y explícita, a la labor cumplida por el Servicio  Nacional de Aprendizaje, SENA, en su misión de dotar al país de un adecuado capital social. Tiene, además, que ver con la miopía de los diferentes gobiernos para encarar el reto de la competitividad en la modernidad, Cuando ese místico visionario, Rodolfo Martínez Tono, convenció a la Junta Militar en 1957 de crear el organismo a imagen y semejanza del Senai del Brasil, tenía muy clara la visión y la visión formacionales. Con el pasar de los años éstas se fueron perdiendo a medida que al SENA lo encargaban de todo lo divino y humano que requería el país, hasta el punto que cuando hace diez años subió al poder Álvaro Uribe Vélez su intención era acabarlo o, al menos, marchitarlo. Sin embargo, afortunadamente, nombró a Darío Montoya que hizo todo lo contrario y logró redimensionarlo y salvarlo pero, infortunadamente también, no alcanzó plenamente su empeño.

Y en eso estamos hoy...

Lo único que hace competitivo a un país son sus recursos humanos debidamente adiestrados. El ejemplo lo encontramos en países como Alemania y Corea del Sur, que han demostrado a plenitud cómo con esos recursos pueden avanzar a paso de gigantes en su búsqueda del bienestar colectivo. Y eso lo sabe de memoria el grecocaldense Luis Alfonso Hoyos quien desde que asumió hace dos años la Dirección General del SENA, su norte es la plena actualización de planes y programas enfocados a los TLC, pero no las tiene todas  consigo. Si bien es cierto que cuenta con el apoyo del presidente Santos que lo distingue como uno de sus mejores ejecutivos, los politiqueros y especialmente los de la U, viven pidiendo su cabeza, para lograr que uno de los suyos lo remplace. Pero, como si todo esto fuera poco, un proyecto de reforma tributaria está amargándole el sueño a Hoyos. Ese proyecto quiere quitarle los parafiscales que financian la entidad desde que fue creada con la falacia de que al hacerlo se dinamiza el mercado laboral. Y quiere, además, tratar de garantizarle la financiación vía castigar las ganancias empresariales. Lo que también es un sofisma y, lo que es más grave, un peligroso albur. Como si fuera poco, en los últimos días se ha conocido que el propio ministro de Hacienda le hizo saber a personal del SENA, que no tiene estudios de factibilidad que apalanquen sus intenciones, porque ¡le había dado “mamera” hacerlos!

Todo esto es, repetimos, en extremo muy preocupante. Porque parece no haber seriedad de cara a los retos que afrontamos. Estamos abocados a la “tormenta perfecta”: absoluta carencia de infraestructura física y de infraestructura humana. Presidente Santos ya es tiempo de que nuestros políticos y nuestro Congreso se pongan serios. Y el partido conservador debería salir en defensa del futuro de la entidad por aquello de que fueron copartidarios suyos los que la crearon y proyectaron.

ernestorodriguezmedina gmail.com