ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Sábado, 29 de Diciembre de 2012

El año de Santos

 

El  año que está por inaugurarse será crucial para el futuro político del presidente Juan Manuel Santos. Luego de un  2012 muy agridulce para el mandatario, los doce próximos meses traerán las oportunidades no sólo de poder concretar sus aspiraciones reeleccionistas sino moldearán su lugar en la historia, lugar que como lo ha vaticinado Felipe López será mucho mejor que el de su antecesor, el expresidente Álvaro  Uribe.

Todos los comentaristas gozan recordando que él es un buen jugador de póquer pero que, al parecer, va perdiendo la partida. Pero también coinciden en que aún tiene un as bajo la manga: el proceso de paz con las Farc y la firma de un acuerdo que no comprometa nuestro futuro como nación y como país. El secretismo que ha rodeado las deliberaciones no ha impedido ver más allá de lo que parece ser el único logro reconocido por De la Calle: la creación de una página "web" para que se exprese en línea la sociedad civil. De resto poco o nada invita al optimismo y mucho menos las diatribas de nuestro Mindefensa y las revelaciones castrenses de presuntos planes terroristas para presionar las negociaciones. Hay que rogar porque el empeño santista acabe bien. En este contexto es muy respetable la posición de Fedegan, pero no ayuda en nada al propósito general de buscar la luz al final del túnel. Aquí nuestro gran amigo José Félix Lafaurie "peló” su cobre uribista. Pero volvamos al futuro de nuestro querido Presidente.

En estos dos años él nos ha dejado bien claro que trata de ser un político serio, sensato, reposado y muy equilibrado, quizá demasiado por aquello de lo calculador. Pero sobre todo nos ha dejado no sólo la impresión sino la convicción de que es un político decente, como suele añorar Enrique Gómez y que siempre trata también de jugar limpio. Por todo ello su mandato merece correr con mejor suerte y debería tratar de dejar de darle gusto a todo el mundo y concentrarse en darse gusto a él con una mejor y más eficaz gestión administrativa. Esta ha sido hasta ahora su mayor debilidad y es el momento de darle un viraje a su modo y estilo de gobernabilidad. Debe apretar tuercas en los ministerios y frentes gubernamentales en donde hay pocos resultados y empeñarse en lograr sus fallidas reformas a la Salud, la Educación y la Justicia. No vendría mal un cambio en algunas carteras ministeriales, pero dejando de  rotar a sus titulares dentro de la misma rosca. La mutación no debe ser cosmética sino real y a fondo. Y algo muy importante. Tiene que olvidarse del expresidente Uribe y de sus delirantes desplantes. Gobierne con su equipo de cara al país.

 

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Adenda

 

Muy importante la inversión extranjera pero que esta sea real, contante y sonante en capitales foráneos. Hay mucho aventurero tratando de venir al país a trabajar con activos criollos y meramente con la cédula.

ernestorodriguezmedina@gmail.com