ERNESTO RODRÍGUEZ MEDINA | El Nuevo Siglo
Sábado, 26 de Noviembre de 2011

El colapso de las utopías

 

 

A  Rodríguez Zapatero y a sus despistados y derrotados socialistas no los tumbó la crisis económica sino la gestión de esa crisis, la manera como no la supieron prever ni entender ni mucho menos enfrentar. Jamás pudieron darse cuenta cabal de sus reales dimensiones, de su profundidad ni de su intensidad.

Claro que no es un fenómeno meramente español, sino endémico y europeo. La eurozona parece haber entrado definitivamente en recesión y si esto se ratifica en los próximos días al pobre Rajoy le esperan tiempos aciagos y estará en verdaderos problemas. Según los analistas, de confirmarse los negros pronósticos la receta de austeridad y recortes en todos los niveles y en todos los sectores no servirá de gran cosa. Si no entran recursos, ni hay inversión, no habrá, en consecuencia, crecimiento y sin ello la confianza y la credibilidad no volverán a los mercados.

La cuestión es simple: se necesita con urgencia generar riqueza para la exponencial deuda pública. Ese aforo lo reclama la cuenta de cobro que más de casi toda Europa tendrá que pagar por haber vivido esta última década al puro debe. La famosa búsqueda programática del “Estado del Bienestar” ha hecho colapsar a la mayoría de gobiernos de Europa donde la izquierda manejó el timón.

El gasto sin control y el endeudamiento sin mesura para poder garantizar las ambiciosas y universales metas de gratuidad en los derechos sociales han sido la principal causa del problema. Desde luego no decimos que esos derechos no sean justos, lo que afirmamos es que tratar de cubrirlos sin recursos es un verdadero desatino. Y si a eso sumamos que los aparatos productivos trabajaban a media marcha y la especulación hacía su agosto, el cuadro esta dramáticamente terminado.

En España la cosa fue aún peor por la debilidad estructural de su moneda. Desde que ingresó a la eurozona jamás pudo cerrar la brecha histórica entre el real valor de la peseta y el del euro. Y esto agravó las circunstancias. Desde luego los llamados populares o conservadores han demostrado que sus administraciones han sido serias, austeras e imaginativas y su último gobierno con Aznar brindó años de verdadera bonanza. Esas son sus credenciales y esa es la esperanza de su electorado.

Lo que vendrá será un ejercicio de solidaridad continental y disciplina de los Estados miembros de la eurozona que se encuentran en problemas. Los alemanes están muy duros en facilitar las cosas porque no quieren lo que ellos llaman “colectivizar la deuda”, pero lo cierto es que si en los próximos días no se encuentra una forma de encarar el gigantesco déficit fiscal de los países en aprietos, Estados Unidos y Latinoamérica comenzarán a padecer las consecuencias.

De todas maneras este es un espejo en que debemos mirarnos los colombianos, empeñados como estamos en que debemos garantizar todos los derechos sin tener recursos para hacerlo. Ojo a las pretensiones en salud y educación. No podemos meternos en esa piñata porque no hay plazo que no se venza ni deuda que no se pague.

Volviendo a España, hay que confiar en Rajoy, que es un político serio y experimentado. Sus retos no sólo son la deuda. Son las pretensiones territoriales y las aspiraciones de una izquierda beligerante que en el pasado apoyó a una ETA que ha prometido la paz y que en estos comicios tuvieron un desempeño notable. Amanecerá y veremos.

ernestorodriguezmedina@gmail.com