El fuerte movimiento sísmico que a mediados de la década anterior pateó el tablero político francés, con la destrucción de los partidos clásicos (la izquierda representada por los socialistas y la derecha republicana de toda la vida), pudo haberse producido también en España.
Y entonces hoy tendríamos a un Albert Rivera-Emmanuel Macron en la Moncloa, escoltado por Santiago Abascal-Marine Le Pen por la derecha y Melenchon-Iglesias por la izquierda, siendo totalmente irrelevantes tanto el PP de Casado-Valérie Pécresse como el PSOE de Anne Hidalgo-Pedro Sánchez.
¿Se lo imaginan?
Nada que envidiar en España del tablero francés, tal y como aparece diseñado tras la primera vuelta de las elecciones presidenciales (un partido centrado entre un populismo de derechas y otro de izquierdas). Pero nada que objetar si la matemática de la segunda vuelta confirma la continuidad del europeísta Macron en la presidencia de la República para un nuevo mandato de cinco años, según anticipan todos los sondeos.
Saludemos ese desenlace. La alternativa sería el salto del ultranacionalismo al Palacio del Elíseo. Es lo que representa Marine Le Pen, la misma que durante la campaña tuvo que destruir miles de folletos electorales en los que aparecía retratada con Vladimir Putin, el agresor de Ucrania. La misma que pregona una "Europa de las naciones", una desestabilizadora propuesta muy del gusto del autócrata ruso.
Por eso sostengo que si Macron gana la presidencia francesa en la segunda vuelta de las elecciones, como ya ocurrió en 2017, sale ganando la Unión Europea y sale ganando España. Lógico. A nadie se le oculta que los españoles necesitamos el arropamiento europeo. Por tanto, para nosotros sería una mala noticia una Francia confiscada por la "prioridad nacional" que Le Pen quiere proponer en referéndum a los franceses, a imagen y semejanza del trumpista "America, first".
La candidata de la llamada Reagrupación Nacional (heredera del FN de Jean Marie Le Pen) ha utilizado el empobrecimiento de la clase media para medrar en las urnas. Pero el modelo de una Francia ultranacionalista euroescéptica, xenófoba y racista ha sido expresamente rechazado por quienes van a aportar los votos decisivos para mantener a Macron en el Elíseo. Es decir, la izquierda de Mélenchon (21,2 %), los verdes de Jadot (4,8 %) y los "republicanos" de Pécresse (4,8%).
Esos líderes han anunciado su apoyo a Macron. Así que se da por hecho su triunfo en la final del domingo día 24 frente a Le Pen, como lo mejor que le puede pasar en estos momentos a la Europa encogida por el brexit, la pandemia y la guerra de Ucrania, y también a la España atenazada por la espiral inflacionista y la inestabilidad política.