Estrategias fatales | El Nuevo Siglo
Viernes, 18 de Junio de 2021

El 9 de abril de 1948, uno de los acontecimientos trágicos de la humanidad, es conocido como “El Bogotazo”, donde se desatan una serie de disturbios, consecuencia del magnicidio del líder del Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán.

El país vivía una desesperanza, se encontraba al borde del abismo de una violencia partidista, ríos de sangre inundaban todo el territorio.

La situación política levantó aún más vuelo con la celebración en Bogotá de la IX Conferencia Panamericana, en la que Gaitán fue excluido de la delegación colombiana, decisión que incendió más los ánimos.

El principal objetivo del gobierno de Estados Unidos en dicho evento era convencer a los países participantes de declarar al comunismo como una actividad fuera de la ley. 

La periodista María Clara Ospina comenta en El Nuevo Siglo: “Tomarse a Latinoamérica era importante para Stalin, Colombia era indispensable para solidificar el poder comunista en el área. El asesinato de Jorge Eliécer Gaitán pudo haber sido planeado con antelación y detalle por Stalin para derrocar al gobierno de Mariano Ospina Pérez y tomarse el poder.

La velocidad con que ocurrieron los hechos, luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, confirma la teoría de que estaban planeados con gran sagacidad: la toma de las emisoras que se dedicaron a dar noticias falsas sobre el triunfo de la revolución, la sublevación de la policía, el incendio simultáneo de los más importantes edificios de gobierno y religiosos, entre otros hechos, son pruebas fehacientes”.

Ahora miremos la situación del país en el gobierno de Samper y el disgusto del pueblo con el elefante del proceso 8.000.

En una lucha desigual, la izquierda y los liberales atacaban despiadadamente la candidatura presidencial del doctor Álvaro Gómez Hurtado, sus contendores fomentaban el odio a través de la prensa liberal.

Álvaro Gómez era un gran líder, se enfrentó a unos políticos que desdibujaban su imagen, haciéndolo ver como el provocador del sectarismo y de la violencia, políticos populistas que sólo querían mantenerse en el poder, sin interesarle el bienestar del pueblo colombiano, así sus arengas hicieran correr ríos de sangre. 

Sin embargo, Gómez Hurtado en el año 1995, cuando convocaba a derrocar el Régimen, obtiene el apoyo de la gran mayoría de los colombianos, lo que naturalmente incomodaba al gobierno Samper.

¿Coincidencia de intereses? Si a Stalin le interesaba Colombia para solidificar el poder comunista, al gobierno Samper le interesaba motivar al pueblo para que desconociera las opiniones de Álvaro Gómez, quien se había convertido en una piedra en el zapato.

¿Sería que con el magnicidio de Álvaro Gómez los conservadores provocarían otro 9 de abril, lo que le permitiría borrarlos del mapa, asegurando que sus líderes eran los artífices de la violencia?

Así es Samper. Recordemos su venganza contra el expresidente Misael Pastrana fue la de acabar con el sistema UPAC, expropiando viviendas de los deudores hipotecarios, por la escalada desbordada de los intereses.