Colombia tiene los días contados para salvarse, como vaticinaba hace cuatro años el saliente presidente Duque, sobre la salida de Maduro. Aquí tenemos hoy dos opciones: Petro o Rodolfo. Ambos proponen acabar con la corrupción. El primero va más allá, con otras propuestas que a unos satisfacen y a otros tensionan. El segundo se mantiene solitario en anticorrupción, que inquieta y preocupa por simplista.
Los votantes hubieran querido que, durante la campaña, les hubieran dado más datos, más información y más detalles que permitieran tomar las decisiones acertadas y favorables para esta Colombia, tan desorientada y necesitada de un cambio.
En este estrés electoral abundaron sí, los oprobios, insultos, acusaciones y supuestas amenazas para la seguridad de los candidatos. El “Ingeniero” reveló en Miami, una tácita conspiración que le propinarían con un cuchillo, por lo cual regresó y se encerró, no sin antes pedir excusas por una descomedida agresión a la Virgen María.
Petro, fue objeto de embestidas -aparentemente- de sus adversarios, que infiltraron su campaña y dieron a conocer grabaciones -que dicen eran editadas- sobre sus estrategias electorales.
Curiosamente hoy 17 de junio, se cumplen 50 años de la infiltración que se hizo a la campaña la Demócrata en Estados Unidos, en el llamado Watergate, que descubrieron los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein y publicaron en el Washington Post. Esa intromisión dio origen a severas investigaciones, porque penetrar perversamente una campaña política, es un crimen en cualquier parte del mundo. El Presidente Nixon tuvo que renunciar porque hasta su propio partido le quitó el apoyo.
Infortunadamente aquí, las cosas funcionan de otra manera: casi que se enjuicia a los agredidos, y no hay un “Garganta Profunda”, que descubra las autoridades, entidades y medios que penetraron ilegalmente con sus “hacker” la sede petrista.
Las cosas siguen su curso en busca del sucesor de Duque, quien actúa en política, mientras de lado y lado se tergiversan aviesamente los pronunciamientos de los candidatos para atrapar votos.
Para unos Petro es nocivo y para otros lo es Rodolfo. Ha sido difícil encontrar las propuestas del segundo, porque se negó a hablar y debatir. Si “anunciar es vender”, como afirman Beccassino y demás publicistas, difícil será para los electores encontrar a quién aplicarle la equis en el tarjetón.
La gente quiere salir de la encrucijada actual. Que por ejemplo vuelva la paz, que no haya pobreza; que tengamos seguridad alimentaria, empleo y equidad. Anhelan una reforma agraria que pueda abastecernos y exportar nuestros productos, que haya facilidades para crear empresas y empleo, y muchas cosas más. Que se archive el cable de la plancha para gobernar y hacer cumplir la normatividad de una democracia con separación de poderes.
Tenemos los días contados. ¡Escojamos bien al nuevo!
BLANCO: Los López en la Historia de Colombia, es el nuevo libro en el que Oscar Alarcón, nos narra la apasionante historia de la dinastía López, que cambió nuestra historia con Alfonso López Pumarejo y su descendencia.
NEGRO: Las vías que no aguantan 10 días de uso.