En la historia de la humanidad se registran millones de hechos considerados milagrosos, es así que gran parte de los santos de la Iglesia Católica han sido elevados a los altares por cuenta de sus milagros, aunque estos no son ciertamente atribuidos a ellos, sino a la intercesión divina, puesto que los milagros auténticos provienen de Dios y los santos solo son el instrumento. Pero no solo en el cristianismo se cree y testimonian milagros, en todas las religiones en mayor o menor grado han existido milagros a lo largo de la historia de la humanidad.
¿Pero que son los milagros? son hechos sobrenaturales de intervención divina que se diferencian de la magia, ya que esta es producida por el hombre con intención y manipulación física o trucada. Un milagro es un fenómeno inexplicable, una acción que no se entiende desde los principios naturales, donde el concurso de la ciencia no alcanza a dar explicación. Un milagro es atribuible a una intervención divina en la cual la fe es el principal ingrediente. Son miles los casos demostrables considerados como milagros, bien sean estos pedidos expresamente a Dios por mediación de alguna persona humana en vida o muerte, a santos elevados a los altares o en vía de santificación canóniga, como también a otras personas vivas que son intercesoras a través de la oración para que Jesucristo obre milagrosamente en aquellos que creen en ese poder divino.
Yo personalmente he sido testigo de cientos de casos inexplicables, fenómenos de curaciones sin intervención médica, he hablado con especialistas y científicos sin ninguna explicación, muchos de ellos admirados ante las pruebas los han dictaminado como milagros. Otros casos inexplicables de situaciones imposibles de descifrar donde una o mas personas milagrosamente se ha salvado de morir, de menesterosos que han recibido sin ninguna explicación recursos que los han sacado de la indigencia, en fin el mundo en su historia está inundado de milagros.
Pero hay otros hechos o manifestaciones sobrenaturales como los milagros eucarísticos donde científicamente se ha comprobado que una hostia sangrante posee ADN inidentificable, otras con fragmentos de miocardio, también imágenes y cuadros del Señor, la Virgen, San José y otros santos que lloran sangre o derraman lagrimas. Investigaciones han demostrado que en la mayoría de los casos no hay explicación, aunque algunos pocos han resultados fraudes con base a trucos malintencionados con fines lucrativos o fanáticos.
Los milagros existen, pero la Iglesia Católica es muy prudente con esto, no los desconoce pero tampoco los promueve, investigan profundamente sin permitir que esos hechos se conviertan en protagonistas, pues la verdadera fe consiste en creer sin necesidad de ver, llevar a Dios en el corazón y en todas las acciones cotidianas de la persona, esos son los verdaderos milagros que agradan a Dios.