En un futuro casi inmediato, las Farc, la narco-guerrilla más rica del mundo, se habrá transformado, ante los ojos atónitos de los colombianos, en el partido político más rico del país. Entonces serán casi imposibles de derrotar. Tendrán millones para gastar en sus campañas, inclusive para comprar votos, práctica que como todos sabemos está vergonzosamente enraizada y extendida en nuestro país.
Además, tendrán un altísimo poder para amedrentar a la población; especialmente en los lugares donde funcionaron sus frentes, donde queda una larga y horrenda memoria de sus crímenes y de lo que son capaces de hacer.
Esto, naturalmente, garantizado por el Acuerdo firmado en La Habana, respaldado astutamente por la dictadura de los Castro y el obtuso Nicolás Maduro, y con la aprobación del gobierno del presidente Juan Manuel Santos.
Esto es una realidad. De acuerdo a lo pactado en La Habana, las Farc recibirán, a partir de 2018, el 20 por ciento de lo que el Estado gasta anualmente en financiar a los partidos políticos. O sea, aproximadamente, unos 7 mil millones de pesos. ¡Óigase bien, 7 mil millones!, teniendo en cuenta que este año el Gobierno distribuyó unos 35 mil millones, entre 12 partidos.
De esta manera, las Farc, son privilegiadas sobre otros partidos políticos, especialmente los de minorías, los cuales quedan en total desventaja pues solo se les dan dineros para su funcionamiento teniendo en cuenta sus resultados electorales.
¡Esto sí son piruetas! Valga la verdad que la perfidia, persistencia y visión hacia el futuro de estos personajes de las Farc, mejor dicho, de estos futuros honorables senadores y representantes, ¡es fenomenal!
Felicitaciones señores, se acaban de ganar el premio gordo. Pagaron esos 52 años metidos en la selva cometiendo toda clase de crímenes. Inclusive pagaron sus crímenes de lesa humanidad, que en el resto del mundo se castigarían con la mayor severidad, pero que en nuestro país, por lo visto, se premian. Hoy a las Farc se les abren las puertas del poder. Las llaves se les entregan en bandeja de plata.
Con facilidad, en pocos años, podrán ser dueños y señores de Colombia. Y entonces, podrán imponer aquí el “fabuloso” modelo de gobierno de los hermanos Fidel y Raúl Castro y de su amado Maduro. Y entonces pasaremos hambre, inflación de varios dígitos, escasez total de medicinas y productos básicos, colapso de la industria y la agricultura, en fin, todas esas “maravillas” que aportan los regímenes revolucionarios. Tal y como sucede en Cuba y Venezuela. Entonces, adiós Democracia, adiós libertad de expresión, derecho a disentir, adiós industria y propiedad privada.
Con todo el dinero de su narco-tráfico, extorsión y secuestros, que debe tener en algún lugar escondido, aunque nadie, hasta ahora, haya sido capaz de encontrarlo, y el cúmulo de gabelas y beneficios que el Acuerdo de La Habana les proporciona, en pocos años tendremos alcaldes, gobernadores y hasta presidente de las Farc.
No entiendo en que se basa el expresidente Gaviria cuando afirma, que: “Timochenko, no será Presidente”. ¿Acaso se lo sopló el mismo pajarito que asesora a Maduro en todos sus engaños? Gaviria, bien sabe que la posibilidad de un Presidente de las Farc es real y tangente, pues es bien difícil detener a un partido político millonario y atemorizante.