El calendario promulgado por el Papa Gregorio, en 1582, trae un día adicional, el sábado 29 de febrero, para corregir el desfase en la rotación de la tierra alrededor del sol de más de seis horas cada año. La fecha se relaciona con enfermedades raras y bisabuelos. Si se recibe salario mensual se trabaja extra. Una profesora en Maryland, Estados Unidos, propuso en el 2008 “la revolución para no laborar en día bisiesto” pero su iniciativa no tuvo acogida.
Quienes nacen el 29 de febrero celebran su onomástico en término diferente o lo hacen cada cuatro años, lo cual no los rejuvenece. Eso advierto cuando observo imágenes de don Pedro Sánchez, presidente socialista del gobierno español, quien vino al mundo en el año bisiesto de 1972. Los seres humanos dividimos el tiempo desde la antigüedad, los egipcios a principios del tercer milenio antes de Cristo tuvieron calendario solar, griegos y romanos establecieron los suyos.
Unos dicen que año bisiesto año siniestro, afirmación inexacta, no sabemos que nos depare el que viene, lo debemos empezar de manera positiva, el futuro lo construimos todos, fenómenos naturales aparecerán, habrá buenas y malas noticias, ellas dependerán de como actuemos, de las decisiones de gobierno, del empeño que pongamos para vivir comunitariamente en forma civilizada y en paz.
En Irlanda el Estado paga una bonificación a los padres de los bebés nacidos el 29 de febrero: en Inglaterra se alentaba a las mujeres a proponer matrimonio a los hombres en los años bisiestos utilizando las tarjetas postales y en caso de que algún caballero rechazara la petición era multado: en la ciudad de Anthony, Texas, Estados Unidos, capital mundial del año bisiesto habrá gran fiesta durante cuatro días y lluvia de regalos.
En pocos meses cumplirán ciento cuatro años de existencia dos actores sobresalientes del cine, Olivia de Havilland, estrella de Hollywood admirada en la década de 1940, figura de Lo Que El Viento se Llevó y Kirk Douglas, figura de “Espartaco” película de 1960, el de la “Patrulla Infernal,” padre de Michael Douglas, su digno sucesor, ellos han creído en la bondad de los bisiestos, les deseo prosperidad.
Durante los próximos doce meses no es necesario llevar la cruz de Caravaca, portar moneda de la buena suerte, mantener en la mesa de noche una piedrita de cuarzo. Sé que a los economistas resulta difícil ajustar cifras, comparar febreros, ojalá que lo logren sin someternos a nuevas reformas tributarias. A mis compatriotas que ojalá disfruten de los días que quedan de esparcimiento familiar. Concuerdo con Woody Allan: “Me interesa el futuro, es el sitio donde pasaré el resto de mi vida.” ¡Feliz Año 2020!