Nos llegó la navidad, fecha esperada, días anhelados por las familias y entornos sociales, especialmente en esta oportunidad, pues la anterior se convirtió en período aciago triste y muy incierto. Volvimos al mes de la alegría y animación, con sus cantos tradicionales, viandas, reuniones, aguinaldos y regalos, un mes de reencuentro, que debemos compartir con las gentes que de una u otra forma hacen parte del entorno y diferentes escenarios que ocupan nuestro diario vivir.
Pero como siempre, al igual que en otras navidades, no podemos olvidar la prudencia, cordura y sensatez que deben acompañar todos nuestros actos, pues siguen siendo válidas todas esas recomendaciones que inveteradamente se hacen por estas épocas. Por ello que quiero hacer unos recordatorios a mis amables lectores y amigos, buscando seguridad y tranquilidad en todos sus hogares.
La pólvora, no obstante, las constantes recomendaciones que de años anteriores se vienen haciendo, en el sentido de evitarla o por lo menos pedir que la utilicen personas especializadas en el tema, sigue vigente, aportando ciudadanos quemados y para mayor tristeza recaen en niños las peores consecuencias de su uso indiscriminado e irresponsable. Es lamentable que estas fechas se conviertan en angustia familiar, escuchemos la experiencia que no es afortunada. El abuso del licor es otra causa de frustración por estos días, lo recomendable es hacer uso de la prudencia y responsabilidad, no es sano y mucho menos aconsejable conducir en estado de alicoramiento, es un concepto que por fortuna no ha hecho carrera en nuestro país, pero aún se presentan estos casos que avergüenzan familias enteras, trayendo contrariedades y adversidades.
Nos haríamos interminables recordando todas las sugerencias acostumbradas por estas épocas, pasando por la precaución bancaria y buen manejo de la prima navideña, hasta la madurez en las vacaciones y paseos, recordando la revisión de los vehículos, actividad que compromete las autoridades extendiéndose a la revisión constante del estado de las vías y las amenazas del invierno.
Permítanme cerrar este escrito reconociendo la necesidad de visitar alumbrados, concurrir al cierre del fútbol y otras actividades de asistencia masiva, pero no existe motivo alguno para olvidar la constante amenaza del covid-19 que sigue trayendo contagios, no obstante estemos vacunados en cualquier nivel. Varios países están tomando medidas muy drásticas, para evitar consecuencias graves que hoy de nuevo amenazan la humanidad. Responsabilidad y disciplina son la única manera de hacer frente a este virus; el empleo del tapabocas no está revaluado, por el contrario, su uso es urgente y perentorio. Creemos que las autoridades nacionales, departamentales y municipales no deben escatimar esfuerzos para controlar y motivar la ciudadanía a cumplir las normas, recomendaciones y pautas. Por favor, no olvidar ni exponer las personas mayores con preexistencias ya que son los más vulnerables. ¡Feliz Navidad!