FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 6 de Febrero de 2013

Gajes del oficio

 

Celebra Colombia el próximo sábado el día nacional  del periodista, una fecha escogida para reafirmar la vocación democrática de la República, pues es la libertad de prensa una de las condiciones sine qua non para que efectivamente exista el control del poder, ejercicio que asegura el derecho de todos los ciudadanos a participar en la vida pública.

La lucha por la libertad de prensa es una batalla que hay que dar todos los días, pues cualquiera de las formas de información que se estile encuentra en la cotidianidad un censor anónimo que quiere ocultar realidades incómodas y esta censura resulta mucho más severa y dolorosa cuando parte de los dueños de los medios que sacrifican la verdad para garantizar la pauta o, sencillamente, congraciarse con los poderosos.

Los intentos por “institucionalizar”, así entre comillas, la mordaza a la prensa son el pan nuestro de cada día; desde los proyectos de ley que agazapan cortapisas para torpedear el derecho de los pueblos a recibir información o rectificar la recibida cuando carece de veracidad y fundamento, hasta las circulares  e instrucciones engañosas impartidas solapadamente a segundones obsecuentes dispuestos a caer aun en las vías de hecho con tal de impedir el acceso de los medios al conocimiento de la actividad oficial.

Para ocultar la verdad es frecuente que se apele a la verdad a medias, que es la peor de las mentiras; procedimiento engañoso que encubre al victimario y borra las huellas de la falacia llegando incluso a trastornar la historia, porque la mentira así encubierta  trasciende más allá  de lo real y se convierte en verdad.

Todo conspira contra el oficio. Desde la cuna se incuba el germen que corroe la información. La Universidad se impuso como escuela de formación de periodistas, no obstante que ya se definió que esta profesión no requiere permiso para su ejercicio, a pesar del riesgo social que comporta. Distinguir entre profesión y profesional, con respecto a este oficio, es fundamental. Muchas facultades otorgan títulos pero pocas se ocupan en formar periodistas dispuestos a jugársela toda para defender profesionalmente el contenido sustantivo de su actividad.

La libertad de prensa no depende de las garantías constitucionales que se organicen para asegurar su vigencia; la libertad de prensa descansa en la conciencia de cada uno de los comunicadores a quienes se entrega el privilegio de contar con el medio para divulgar el conocimiento. Resistir las presiones debe ser el primer mandamiento ético del periodista.

El último informe de “Reporteros  Sin Fronteras” deja muy mal parada a Colombia. Las causas del puesto 129 que ocupa en el ranking mundial son muy variadas, pero no se exige una muy profunda investigación para deducirlas: el monopolio en los medios; la falta de independencia de los comunicadores y el arribismo natural de algunos comentaristas son factores  que minan la libertad de expresión. Finalmente las retaliaciones personales de los poderosos