FERNANDO NAVAS TALERO | El Nuevo Siglo
Miércoles, 14 de Diciembre de 2011

 

La imagen de Petro

 

Gobernar hoy no es, como antes, una tarea fácil. A tal punto resulta complicada que son pocos los ciudadanos que se arriesgan con encargos públicos. En primer lugar porque su vida privada deja de serlo, aun en los detalles más triviales y domésticos; sobre la figura del funcionario recaen todas las miradas y consejas y como si esto fuera poco la posibilidad de un cuestionamiento judicial no se descarta. El control político es inane. Tanto la revocatoria del mandato como el voto de desconfianza o censura no han operado y en manos de los fiscales descansa la suerte de los alcaldes, gobernadores, ministros etc. Así lo muestran las estadísticas.

Los medios de comunicación son cada día más influyentes, tanto que los funcionarios que aspiren a fungir tranquilamente, antes que designar colaboradores eficientes, deben asesorarse de un experto en comunicación que cuide su imagen. A pesar de que la prensa escrita no está al alcance de las masas, la radio y la televisión, medios que no exigen ningún grado de análisis y concentración, llegan a millones de personas que reciben sin beneficio de inventario el mensaje, muchas veces cargado de pasión e interés, sobre el cual cabalga sin contratiempo la especie que se fabrica para que se reproduzca y recicle a velocidades sorprendentes. El impacto de la información se mide con los mismos parámetros de los estudios de mercado y su resultado, la mayoría de las veces político, permite formar opinión a favor o en contra de la competencia.

El debate político no lo hacen los políticos en el escenario natural, ahora se propone en los medios y los protagonistas se acogen a los micrófonos y a las cámaras de televisión para defender o atacar.

El desprestigio de la imagen del alcalde electo Gustavo Petro es la prueba de lo que aquí se documenta, en breves rasguños. Una propuesta suya, sin mayor fundamento y divulgada con cizaña, sirvió para provocar “pánico económico” en la Bolsa de Valores y una sensible caída del precio de la acción de la Empresa de Energía de Bogotá. A renglón seguido y a tono con el estilo de ahora, el asunto no se proyecta debatir en el Cabildo o en los foros propios, sino que ya se anuncia una querella penal para que el burgomaestre en potencia se enfrente a un proceso, acción con la cual desde ya se espera ponerlo entre las cuerdas para debilitar su autoridad. Naturalmente que la noticia se registra como de flash, al minuto.

Si Petro no se cuida desde ahora y se procura un asesor de imagen que se encargue de maquillar sus discursos improvisados, es probable que su mandato no sea exitoso y termine con una revocatoria o una medida de aseguramiento orquestada por aquellos que no simpatizan con su triunfo. Las elecciones, desde que se inventaron las encuestas de opinión, hay que ganarlas todos los días. Pregúntenle a Samper.