Frente unido contra el régimen | El Nuevo Siglo
Lunes, 4 de Noviembre de 2024

Es posible que si el estadista Álvaro Gómez no hubiese sido abatido por los sicarios, como todo lo indicaba por el reconocimiento nacional y la popularidad de que gozaba en ese momento, habría llegado a la primera magistratura para aniquilar el Régimen… Con el magnicidio la evolución política se desquicia y con el pasar de los años se olvidan sus denuncias contra el Régimen podrido, el cual se fortalece. Hasta que en las pasadas elecciones los partidos de la democracia tampoco percibieron que estaban luchando a la sombra y bajo el desafío del Régimen. Se necesitó que Gustavo Petro, con su jerga anarco-socialista llegase al poder para que el Régimen con desfachatez mostrara su inmenso poder de soborno y de desestabilización del sistema democrático.

Los partidos de la democracia deben tener claro qué si no derrotamos al Régimen estamos perdidos. Y no basta proclamar que los defensores de la democracia debemos unirnos. Lo que no debemos olvidar es que, inicialmente, los dos partidos tradicionales -liberal y conservador- apoyaron y tuvieron cuota burocrática y negocios dudosos con Petro… Algunos de sus dirigentes decían que lo podían “manejar” y ponerlo a bailar el son, como si se tratara de agitar maracas. Es verdad que, inicialmente, les dio unos cargos, más después que le aprobaron el presupuesto y otras iniciativas en el Congreso, algunas conseguidas bajo soborno, como la del presidente del Senado, va cambiando sus fichas. Y en muchas leyes y escándalos se percibe la mano del Régimen con sus dádivas y amenazas. Por cuanto, sencillamente, hoy el Régimen es más poderoso que algunas instituciones de la democracia. No olvidemos que desde el primer día Álvaro Uribe pasó a la oposición.

 Álvaro Gómez: “Quienes dirigen el país -gobierno de Samper- exhiben una tendencia general a no comprometerse, a no correr riegos, a no crearse pasivos por causa de la expectativa que pueda originar el intento de un cambio o la propuesta de un programa”. Hoy Petro y su ‘pandilla’, muestran con absoluta desfachatez los colmillos del Régimen. Lo que se fundamenta en el odio al sistema y al orden democrático vigente, así como el apogeo de la corrupción. Por lo mismo, tenemos un gobierno bicéfalo, en donde mandan el gobernante y Laura Sarabia, funcionaria de su confianza, que maneja la nómina y cuantiosos recursos en bolsas con fajos de billetes, en tanto el presidente se mueve con la bandera del anarco-socialismo por las ciudades, aldeas y villorrios del país impulsando el odio contra el sistema, la sociedad y proclamando que se las va ingeniar para seguir o dejar sucesor en el poder, mediante algún truco de tahúr que saca de la manga la carta marcada para convocar una constituyente.

El gobernante, repite la vieja monserga del marxismo decimonónico contra las clases altas que califica de explotadoras, maldice a los empresarios que dan trabajo, insulta a las cortes que lo investigan, descalifica a algunos magistrados y pide la renuncia del presidente del Consejo Nacional Electoral, burlándose de la división de poderes y el respeto que debiera ser el primero en manifestar como presidente de la República.
De igual forma, entrega gran parte del país a los subversivos y con su ministro de Defensa descabeza a los mejores oficiales de las Fuerzas Armadas, saca a los troperos y asciende burócratas que duran poco tiempo en los cargos. Y en lo económico lleva por el despeñadero a Ecopetrol. Es la revolución a la cubana, en alianza con los aventureros de la peor calaña que apuestan por arruinar el país y las masas colombianas.

En el panorama político titilan algunas luces positivas, como fue la elección de alcaldes independientes en las grandes ciudades que fortalece nuestra democracia. El gran ejemplo cívico-democrático de la COP 16 en Cali estimula a los colombianos de bien a creer en Colombia. La decisión del liberalismo que sigue a Cesar Gaviria, de pasar a la oposición -un tanto tardía- es bienvenida y demuestra que el jefe liberal tiene claro dónde está el enemigo. El hecho trascendental es que cuando una dirigente de la oposición de talla nacional como Paloma Valencia es invitada a hablar en la Convención Liberal en Cartagena, muestra que emerge en el país la voluntad irrevocable de presentar un frente unido contra el Régimen.