El nivel delictivo del país es asombroso y en la capital de Colombia con mayor énfasis, lo que ha llevado a las administraciones a buscar una salida sólida mediante el implemento de diferentes estrategias, planes y programas, todos con resultados halagüeños en principio, pero ante la falta de pronta y eficiente justicia, los esfuerzos resultan ineficaces y nulos, al punto que los estudiosos del tema y expertos en seguridad han llegado a la conclusión que el programa establecido y aplicado por la Policía Nacional en la década de los años 90, conocido como los Frentes Locales de Seguridad, son la salida más indicada en esta penosa situación y, por lo tanto, me voy a permitir hacer una reseña de esta estrategia.
Los Frentes de Seguridad son organizaciones de carácter comunitario, liderados por la Policía Nacional, con el fin de crear cultura de seguridad, coadyuvando la convivencia pacífica de las comunidades, mediante la vinculación e integración de los vecinos por cuadras, manzanas, sectores, barrios, conjuntos cerrados, edificios y localidades. Su objeto es prevenir y contrarrestar los problemas de inseguridad que afectan a la ciudadanía. Se busca fomentar la integración de la colectividad en el desarrollo de proyectos culturales, deportivos, ecológicos, a las vez que se identifican los problemas de seguridad en el sector, originando la unión, el espíritu de buena vecindad, se combate el miedo, la apatía que tiene encerrados en grupos de angustia los vecindarios y la falta de solidaridad ante el delincuente.
De esta forma se concientiza y compromete a la comunidad con su propia seguridad y se rescata el respeto hacía el actuar de las autoridades en todo tipo de operación.
Este programa conduce a una comunicación permanente entre vecinos y autoridades permitiendo reconocer las amenazas, diseñar planes y programas persiguiendo lograr una vida en paz y armonía. La mecánica está diseñada por un coordinador de cuadra, el plano y perfil del sector, estrategia de comunicación descrita como el árbol telefónico y las alarmas comunitarias que se activan ante el accionar delictivos o percance ciudadano. El programa no busca enfrentar la delincuencia ni tiene ribetes de violencia, su fortaleza reside en la unión, la información y la presencia ya que cuando el habitante se compromete con su seguridad y la seguridad de su entorno, es fuerte, entusiasta y positivo.
Pero al ciudadano no se le puede pedir que haga lo que no sabe y los frentes de seguridad requieren información, presencia y dedicación. Estas disciplinas demandan mínimos conocimientos y formación, por ello se hacen necesarias las escuelas de seguridad ciudadana, artilugio que se ha convertido en auxiliar irreemplazable de los frentes, pues en ellas los vecinos aprenden a mirar viendo, identificar escenas sospechosas e irregulares, describir una persona anatómicamente, reconocer su vecindario…En fin, subir su nivel de alerta.