Millones de personas vieron en directo la boda real británica, una de las dinastías mas rancias del planeta, de las características mas acentuadas. Es una norma de la realeza, que las uniones maritales sean entre los de su misma clase. Pero la boda del Príncipe y la plebeya fue de novela. Harry el hijo menor del Príncipe Carlos y la Princesa Diana de Gales, contrajo matrimonio con una mujer de mezcla negra, bonita y simpática ella, una actriz de segundo plano de 34 años, 3 mayor que él, divorciada y sin ninguna trayectoria diferente a la serie de Netflix donde trabajaba como actriz.
La nobleza elevó a Meghan a Duquesa, ya que al no tener sangre real jamás será Princesa. Pero mas allá de un amor evidente que el Príncipe demuestra a su hoy esposa, están asuntos de tradición, política y dinastía. La tradición real británica es muy exigente en las uniones de sus herederos al trono, de los vástagos que algún día podrán ser sucesores de la corona, la sangre real, la sangre azul británica se ha mezclado con sangre negra proveniente de esclavos africanos, lo que indica que el mundo está cambiando y que esos estereotipos se modifican en el tiempo.
Hoy la juventud rebelde a aquellos patrones de antes se impone y así lo tuvo que aceptar la Reina Isabel de Inglaterra. La sangre real se mezcló con sangre plebeya y en años futuros es posible que un hijo de este matrimonio llegue a ser Rey de los británicos.
Será muy duro para Meghan asimilar su nuevo rol de vida: su suegro, su cuñado y concuñada, las tías de este y que decir la Reina. Los palacios reales, el protocolo, los medios de comunicación, los paparazzi y el pueblo en general. Para los ingleses la corona es un símbolo de tradición, ellos se identifican con los monarcas, los quieren y respetan, los admiran y conservan, solo es ver como miles de personas acudieron a ver el desfile de los recién casados a las calles y millones los siguieron por televisión.
Aunque esto pareciera un episodio frívolo de las revistas de farándula, no es así, es asunto de Estado, pues la Reina es la jefe de Estado de ese país y la tradición es parte del corazón del pueblo británico.
Las cosas están cambiando, el mundo se está volviendo más tolerante en las mezclas raciales, la discriminación disminuye y ejemplo está en esta boda que marca un hito en la historia de la realeza. Ya en otros países como Luxemburgo se había dado cuando una cubana pasó de plebeya a Duquesa, María Teresa Mestre hija de un banquero se casó con el Gran Duque Guillermo de Luxemburgo, jefe de estado de ese país, equivalente al Rey pues se trata de un Ducado.
Todo cambia, todo evoluciona: un Papa argentino, un chofer de bus hoy Presidente de Venezuela, un campesino cocalero Presidente de Bolivia, un millonario sin experiencia política es Presidente de Estados Unidos sucediendo al primer Presidente negro de origen keniano en ese país. En fin es la evolución del mundo y la fusión de culturas y sangre.