Unos de los proyectos de ley que siempre llega a las comisiones de la Cámara y el Senado en Colombia es: que el fútbol colombiano se pueda ver por televisión abierta. Al menos algunos partidos. Creo que deben tener un formato preestablecido con ese proyecto porque siempre aparece en cada legislatura.
El caso es que, una vez más, se está presentando un ‘nuevo’ proyecto de ley que buscaría nada más y nada menos “considerar todo evento de la Dimayor como de interés nacional”. Y las comillas no son gratuitas. Lo que busca este nuevo proyecto, quizá con buenas intenciones, es volver público el fútbol colombiano.
Lo primero que tenemos que decir, y se enfáticos, es que el fútbol profesional es un producto privado. Lo ponemos dos veces para que quede claro: la industria del fútbol es privada en todos los países del planeta. Partiendo de esa claridad, también tenemos que decir: el hecho de que el fútbol sea masivo no significa que sea público y mucho menos estatal.
Ahora hablemos de los antecedentes. En 2019, el Legislativo en Colombia también había propuesto eso de democratizar el fútbol para que se pudiera ver por televisión abierta (acá una claridad importante: esa TV abierta serían los canales regionales o del sistema de RTVC; los dos conglomerados Caracol TV y RCN TV son privados) ya había llegado a la mesa de la Dimayor.
La respuesta de la Dimayor en ese momento, y supongo que se repetirá ahora, fue muy simple: ‘si quieren los partidos del FPC por televisión abierta tienen que pagar’. Por una razón: sí ya la leyeron: porque el fútbol profesional es un producto privado como cualquier otro.
Entonces, se abre el otro debate ¿el Estado colombiano tendría que sacar plata de su presupuesto para financiar la transmisión de partidos de fútbol? Ampliemos un poco la pregunta: ¿el Estado colombiano tendría que sacar plata de su presupuesto en plena recesión, crisis con el dólar y una inflación rampante para financiar la transmisión de partidos de fútbol por los canales regionales? ¿Valdría la pena esa inversión?
En Argentina hubo un antecedente. En 2009, la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, presentó el Proyecto Fútbol para Todos. ¿En qué consistía? Muy simple: el Gobierno argentino les quitó a las empresas privadas la transmisión de los partidos y los dejó gratuitos en la televisión abierta.
En cinco años, el Fútbol para Todos en Argentina le costó la bobadita de 1.000 millones de dólares al Estado argentino. Plata que el Estado le pagó a la AFA, que vendría siendo lo mismo que la Dimayor. A cambio, el gobierno de izquierda llenó cada espacio de publicidad política para exaltar su gestión.
En caso de que el proyecto de ley que comienza a moverse en el Legislativo colombiano prospere (que parece inviable, pero acá todo puede pasar), los colombianos tendríamos que financiar de nuestros impuestos a la Dimayor, para que el fútbol se democratice. ¿Vale la pena en medio de esta crisis sin precedentes que el Estado financie/expropie el fútbol colombino?