La ley del garrote
La guerrilla, los paras, las bacrim, el narcotráfico y demás maleantes, se han unido en el Cauca para evacuar la apetecida variedad “creepy” de marihuana y la creciente producción de coca, juego al que se han sumado, al parecer ingenuamente, los indígenas.
Los cultivos se han modernizado a tal punto que, como lo revela la periodista Salud Hernández, cuentan con invernaderos para mejorar la calidad y la cantidad.
En la zona indígena se aprecia una bonanza, de esas que abundan con la llegada de los narcotraficantes.
Los del negocio están utilizando a los indígenas, aprovechando las prerrogativas que les dan la Constitución y las leyes a las minorías. Pero esos privilegios no otorgan licencia a los indígenas para con garrotes hacer de las suyas, ultrajar a la Fuerza Pública, humillarla e injuriarla.
Hasta hace muy poco tiempo los indígenas se quejaban del desamparo en que se encontraban, porque en sus regiones no había presencia del Estado. Eran esclavos de la guerrilla y de los diferentes grupos de delincuentes que deambulan por esas tierras productoras de estupefacientes. Hoy, cuando Ejército y Policía los defienden, se prestan para evitar que estos servidores impidan la salida de la droga que envían a México y Estados Unidos. Se considera que hay más de 30 toneladas del alcaloide que no han podido sacar los guerrilleros y demás delincuentes traficantes. Algo igual ocurre con la marihuana “creepy” que reclaman los exigentes consumidores del mundo desarrollado.
Entre tanto, los indígenas actúan irracionalmente, amparados por los privilegios que nuestra Constitución da a las minorías. Los grupos que poseen ventajas especiales están abusando de la paciencia de una sociedad que les reconoce sus diferencias y los protege.
El ultraje a la Fuerza Pública, que respeta los derechos humanos y se somete a las vejaciones de los indígenas, contrasta con la docilidad con que actúan frente a las Farc y demás delincuentes, a los que no han tocado, conociendo sus escondites y dominios.
La sociedad tiene la obligación de reaccionar y colocar a esas minorías en su sitio, haciéndoles respetar la ley, porque la ley es para todos. No podemos dejar que reine la ley del garrote para favorecer el narcotráfico.
Blanco. El rumor sobre la llegada del colega Román Medina a la Secretaría de Prensa de la Presidencia. Es un gran profesional.
Negro. El desbarajuste de la salud, que viene desde la malhadada Ley 100.