GENERAL (R.) LUIS ERNESTO GILIBERT | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Abril de 2014

Las tiendas y su seguridad

 

Pasada la Semana Santa y en pleno duelo por la muerte de Gabo, me veo en la necesidad de llamar la atención sobre el tema de seguridad en las tiendas de barrio tan urgidas de ese ingrediente, pues temo que el asunto al pasar  los días quede olvidado, o pensemos que está superado, generando malestar y frustración en los tenderos, quienes ante los asaltos en almacenes de grandes superficies, perciben un campanazo de alerta que los cubre a todos, alerta generadora de programas sobre seguridad aplicables al gremio, sin importar las dimensiones o volúmenes que maneje cada establecimiento.

La situación no es fácil, primero por la cantidad de negocios ubicados a lo largo y ancho de la capital, cubriendo la mayoría de barrios con su presencia, escenario imposible de arropar por las unidades de la fuerza pública, y segundo, la incomodidad experimentada  por la ciudadanía y clientela al verse permanentemente sometida a maniobras de seguridad, implantadas entre los tenderos y su dependientes, quienes tratan de imposibilitar o al menos dificultar  la  actuación de los delincuentes, so pena de perder con las precauciones, sus consumidores cotidianos. Pero bueno no se trata de rendirnos, tenemos que buscar alternativas viables y estrategias aplicables, para lo cual deben las autoridades peguntarse si cuentan con el conocimiento  suficiente sobre estos negocios, un  ejemplo, si al menos en cada barrio el censo de tiendas está actualizado, -ojala lo fuera en cada localidad-, permitiendo que el alcalde local tenga idea meridiana del número de negocios, sus ubicaciones y la identidad tanto de los dueños como de empleados. Con estos datos ya podemos acordar alianzas de acción entre tenderos y autoridades; otra información de valor se dirige a los horarios de trabajo, recibo de mercancías, movimientos de dinero, estos como mínimos serían los puntos que permitirán diseñar  una tarea, en la cual jugará un papel importante la capacitación por parte de la policía a los propietarios y empleados, entrenándolos  en el proceder frente al delincuente, evitando actuaciones heroicas con funestas consecuencias. La cercanía de los uniformados con la colectividad es imprescindible, la lucha por  lograr un tejido social no da tregua, pues de alcanzarse  la integración a más de identificar los actores, generará compromiso policial y reconocimiento gremial hacia la institución; la tecnología está a la orden del día, hay que utilizarla, nuestra policía cuenta con expertos que pueden montar programas de control y seguimiento en tiempo real, falta la decisión política del Gobierno central, la Administración Distrital y los alcaldes locales, para encarar los retos destinados a vigilar este tipo de delincuencia, evitando soportar  actividades delictivas sobredimensionadas.

 

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Reflexión. Pasarán muchos años  para que otro compatriota le procure  a Colombia, el honor  que le generó  nuestro Premio Nobel  Gabriel García Márquez.