General ® Luis Ernesto Gilibert Vargas | El Nuevo Siglo
Miércoles, 23 de Diciembre de 2015

Con todas las noticias que han llegado de La Habana el país tiene mucho tema para debatir, insuflado de  optimismo y mirando  hacia un futuro de paz, única salida que le queda a los negociadores de las partes en Cuba, si miramos los avances  comunicados. Este momento obliga a pensar en disposición y preparación, para encarar la serie de retos que conlleva esa transición imperativa del enfrentamiento armado a la paz.

 

Es urgente incentivar la postura del país, dinamizando su aporte para la consolidación de la paz, pero muy especialmente a la fuerza pública, que como todos sabemos jugará papel preponderante, con una responsabilidad insospechada, especialmente la Policía Nacional por ser la fuerza  más cercana a la ciudadanía, correspondiéndole garantizar la tranquilidad antes, durante y después de la firma del acuerdo final, sin olvidar la coordinación milimétrica con las Fuerzas Militares para brindar las garantías que la integridad  y seguridad de las personas amerita. No puede el gobierno escatimar esfuerzos en ese sentido y es necesario reforzar la capacitación de los policías para  hacer frente a una serie de situaciones un tanto incómodas, ante el deber y la obligación de interrelacionarse con los enemigos del ayer,  tarea dispendiosa de retos insospechados; seguramente las oficinas de  planeación en cada una de las fuerzas ya están tratando estos temas de espinoso entendimiento para los hombres de base en la fuerza pública, aquellos que debieron sufrir el conflicto en toda su dimensión, pero la grandeza de las fuerzas y el  espíritu de  sacrificio por el país que cada hombre siente,  les permitirán entender lo trascendental de su aporte para el futuro de Colombia.

 

El gobierno entiende que estos hombres no solo deben cooperar a la reconciliación, sino estar vigentes en otras etapas como la desmovilización, la concentración, el desarme y la  reconciliación, llevando seguridad, cubrimiento, protección y presencia en las zonas y etapas  más delicadas del proceso. Consolidado este punto vendrán nuevos esquemas y programas de seguridad, tanto rural como urbana, donde la policía contara con la tecnología necesaria para combatir otro tipo de actividades delictivas, y logrará dedicar más tiempo al auxilio del campo utilizando los escuadrones de carabineros, capacitados de tiempo atrás  para auxiliar las necesidades del agro. La seguridad ciudadana contará indudablemente con equipos y tecnología de toda índole destinados al servicio,   respondiendo con solvencia  por la seguridad del ciudadano. Ese personaje  que se convertirá en aliado permanente e irrestricto de la policía en la lucha contra el delito. Serán tiempos nuevos para las fuerzas, con unas incorporaciones serias y profesionalmente adelantadas. En el caso de la policía, a sus filas solo ingresaran personas que cumplan los protocolos establecidos, proscribiendo de raíz esas incorporaciones exprés que violentaron los esquemas de incorporación  y tanto mal han causado a nuestra policía.