La urgencia crónica de la Salud
En el X Congreso de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), centenares de líderes de la salud de Colombia y América analizan el sector, sus logros, fracasos y clamores de resurrección.
A lo largo de los últimos cinco o seis congresos, un doloroso hilo conductor subraya las deficiencias de un sistema de salud que no aguanta más remiendos, normas ni reformas.
La misma urgencia se viene planteando desde hace por lo menos 10 años, y todos sabemos que las urgencias jamás deberían volverse crónicas. Es como hablar de un muerto en vida, o de un pobre millonario… Claro, existen, pero es peligroso que algo tan crítico, tan sensible e innegable como el derecho a la Salud (así con mayúscula) y la obligación de garantizar el acceso a ella, sigan ocupando el lado oscuro y frágil, ignorado o asaltado, de nuestra sociedad.
Dos gobiernos consecutivos han oído los planteamientos de la ACHC; dos gobiernos han sabido que a los pacientes se les agotó la paciencia; dos gobiernos han leído los informes de cartera de los hospitales, que, en diciembre pasado, superó la astronómica cifra de cuatro billones de pesos; dos gobiernos han prometido el saneamiento del sector, la erradicación de la corrupción, el pago de las deudas y demás odas a la bandera. Bandera ya arrugada y desteñida, no por falta de gestión de los líderes, sino por ausencia de decisiones políticas.
Decisiones para castigar de tajo las malas prácticas, el desmedido ánimo de lucro de algunos eslabones aparentemente intocables, el irrespeto por los dineros públicos (los dineros de la salud lo son, a la luz de los conceptos de la Corte Constitucional, del Consejo de Estado y la SuperSalud). Decisiones pero de verdad y en serio, en los organismos encargados de vigilar, para no dejarse comprar la conciencia, ni atemorizar por las amenazas, ni permitir que los silencien desde las alturas, cuando finalmente sacan a la luz pública los desmedros que cometen algunos, saqueando sin vergüenza el patrimonio público. Dos gobiernos han visto, oído y leído casi todo. Tal vez el problema, es que no lo han sentido.
Y desde hoy, el sistema tendrá que enfrentar otro vacío: luego de diez años de presidir no sólo la Junta, sino el alma de la ACHC, el Doctor Roberto Esguerra se retira de su cargo.
Ojalá me equivoque, pero veo venir el agujero negro de su ausencia. Roberto ha hecho de la ética, la calidad y la pulcritud, una consigna en el modelo de los procesos de atención. Médico de los de verdad; docente en el aula y en la cotidianidad, el Doctor Esguerra no sólo ha sido un referente para los profesionales de la vida: ha sido la cabeza visible de una batalla que en su honor, y en honor a los millones de personas que lo merecen y necesitan, algún día tendremos que ganar.
Colombia le debe mucho al Doctor Esguerra; no sólo por lo que ha hecho, sino por lo que ha sido; él dignifica la más bella de las profesiones y la más urgente obligación.