Guillermo Franco Camacho | El Nuevo Siglo
Sábado, 23 de Mayo de 2015

SAGITARIO

Completar

El  presente escrito se refiere al fin del análisis de El Choque de Civilizaciones y la Reconfiguración del Orden Mundial (Paidós, Buenos Aires, 1977) de Samuel P. Huntington; habrá observaciones futuras con motivo del examen del Compendio de los volúmenes I-VI del Estudio de la Historia (Emecé Editores, Buenos Aires, 1958) de Arnold J. Toynbee realizado por D. C. Somervell.  

A continuación se citan tesis faltantes de Huntington en aras de terminar la tarea planteada en ocasión anterior. No luce inclinado a la aceptación del concepto de Estado universal, conviene profundizar en los fundamentos de su objeción y recordar que, también, se habla de Iglesia universal; de igual manera, no habría idioma universal, sino Lingua Franca y tal lugar le corresponde, en sucesión, al latín, francés e inglés. Según opositores de la Civilización Occidental, la superioridad económica conlleva la moral. El Occidente difícilmente podrá sostener dos guerras al mismo tiempo, lo cual se evidenció desde el conflicto del Vietnam. China no es un país comunista: ahí existe capitalismo de Estado coincidente con autoritarismo político y cultura tradicional. La denominación original del movimiento árabe fue Resurgimiento Islámico. Se recuerda la antigua división en primer, segundo y tercer mundos. Las civilizaciones son realidades culturales pero tienen composición política (federación, nación-Estado, etc). El roce entre China y EE.UU. surgirá a causa de un conflicto entre China y Vietnam. Quien escribe recuerda que EE.UU. tuvo el desafío por el predominio mundial de Gran Bretaña, Japón, Alemania y URSS, ¿perderá con China? Huntington respeta a los que desarrollan teorías y paradigmas: quien escribe sostiene la gravedad de los chismes en Colombia y su efecto adverso sobre la justicia a través de testigos y testimonios falsos.    

Excuse el lector la desviación del tema tratado, para mencionar a Carlos Gaviria, cuyo deceso tuvo lugar hace pocos días, y Eduardo Arias Osorio, fallecido hace algún tiempo. Respecto al primer caso, placen comentarios de Antonio Navarro: Gaviria era izquierdista militante y liberal por filosofía y, en segundo término, practicante de la estética en la vida pública y, piensa quien escribe, habría coincidido en extender el criterio a la esfera privada y coexistir el vínculo entre el derecho, la ética y la estética. En relación con Arias, es precursor de la economía de la educación en Colombia.