GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 11 de Agosto de 2013

Autonomía

 

Se  pronosticó la repetición de los roces con Venezuela, aunque no se los desea ni se impulsen y ha de hacerse lo posible por evitarlos; las causas son la hipersensibilidad de sus gobernantes, sus dificultades internas enfrentadas mediante conflictos internacionales, el control de la política exterior colombiana y el coro de ALBA. Conviene fomentar la comprensión y tolerancia de las diferencias, actuar en consecuencia y jamás con precipitud. Colombia ha mostrado prudencia en momentos difíciles y cabe recordar un par de ejemplos. El primero cuando Ecuador y Venezuela enviaron tropas a las fronteras con nuestro país y preocupaba lo moderno del equipo bélico de la República Bolivariana en aviones de bombardeo y tanques, a más del conflicto interno armado con la guerrilla (Farc y Eln) hacia la cual las naciones vecinas mencionadas habían manifestado neutralidad o simpatía. ¿Había coalición? ¿De facto, tácita, decidida, involuntaria? El segundo caso fue el cese de las relaciones comerciales bilaterales dispuesto por el presidente Hugo Chávez; la reacción consistió en diversificar el destino de las exportaciones colombianas, o sea, una solución eficiente y pacífica. Nuestro país debe continuar la vía de impulsar el uso de los canales diplomáticos y olvidar la diplomacia del micrófono.

Un artículo de Juan Carlos Eastman, en El Nuevo Siglo, “¿Hacia una nueva crispación regional?”, es ilustrativo. Colombia debe ponerle atención a las quejas venezolanas, examinarlas y producir un informe final exhaustivo donde quede claro lo falso, verdadero, medias verdades y divulgarlo cuando esté disponible. Segundo, existen casos concretos de aparente incomodidad de ALBA: convenios con EE.UU. por seguridad regional y espionaje mundial; la OTAN; y, sorprende, ¡la creación de la Alianza del Pacífico! ¿Llegará a incluirse la OECD? Respecto a EE.UU. hubo alternativas y se mantuvo lo esencial, es decir, la colaboración para combatir el narcotráfico y la subversión.

En relación con la OTAN, no fue exacta la presentación inicial del Gobierno Nacional en el sentido de convertirse Colombia en país miembro pero conviene establecer la cooperación institucional. Causa sorpresa lo relativo a la Alianza del Pacífico. ¿Cuál es la argumentación adversa? Esperemos a ver qué sucede con la OECD. Está en ciernes, en este aparte, un debate sobre autonomía nacional en política exterior que, en relación con la Alianza, alcanzaría una dimensión subcontinental: Colombia, Perú, Chile y México versus Mercosur, Bolivia ¿y Ecuador?