GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 17 de Noviembre de 2013

Precisar

 

Alberto Abello explica, en Bolívar, Contrarrevolucionario Genial, los antecedentes del intento español de recuperar sus colonias, una vez desalojado Napoleón Bonaparte de la península ibérica.

España estaba debilitada y reunió una flota y un ejército de algo más de 10.000 hombres, aunque se requerían 30.000. El grueso de la financiación corrió a cargo de los comerciantes de Cádiz quienes tenían mucho que ganar o perder al poseer el monopolio del comercio con dichas colonias. La expedición tenía como objetivo el Virreinato del Río de la Plata pero cambió su destino a Venezuela y lo que hoy es Colombia. ¿Por qué? El Virreinato estaba preparado para la acción bélica, Montevideo había caído ante los argentinos, el istmo de Panamá estaba desprotegido, Venezuela había caído bajo el control de Boves y Monteverde y la Nueva Granada era accesible y había partidarios del régimen español.

Los españoles querían llegar a Venezuela, consolidarse ahí y seguir a la Nueva Granada. Algo similar pretendían los patriotas venezolanos solo que, consolidada la situación en la área vecina, se movilizarían a la Capitanía General, lo cual se observó en la realidad y, luego, se logró la independencia de Ecuador, Perú y Bolivia. La escogencia de la Nueva Granada como núcleo central de la expansión se debió, tal vez, a mayor avance regional. Convendría una explicación de orden estratégico y económico.

El lector recuerda que se ha examinado, en esta columna, el libro Guerras Justas e Injustas de Michael Walzer. No sorprenderá que se critique la “guerra a muerte” proclamada por Bolívar y considerada respuesta a prácticas españolas similares de manera que el Libertador no ha sido condenado por la historia: la denominación, en conjunto, de esta anomalía fue la “guerra social”. Morillo mostró cierta generosidad en Venezuela pero fue sangrienta su política en nuestra patria.

Estas líneas finalizan con algunas anotaciones sobre el pensamiento político de Bolívar, previa la advertencia de juzgar sus criterios según los rasgos de su época y que podrían cambiar de alterarse las circunstancias. Es conservador, quiere imponer el cesarismo democrático y rechaza los regímenes federal y parlamentario Sugiere un Senado hereditario, cree en la democracia representativa y plantea una Presidencia vitalicia en que el Ejecutivo tendría poderes excepcionales en tanto se construía la democracia, la eliminación de los políticos de segunda, los caudillos y la corrupción.