GUILLERMO FRANCO CAMACHO | El Nuevo Siglo
Domingo, 5 de Febrero de 2012

 

Profundización

 

 

Sigue, en estas líneas, la exposición de Superando la Corrupción (2011) de Bertrand de Speville.

En “Continuidad” (enero 22) se enunciaron siete elementos requeridos en la lucha anticorrupción, incluida la estrategia en que un aspecto central es la coordinación entre (a) la aplicación efectiva de las leyes pertinentes que han de reflejar los valores de la sociedad y atacar los sobornos, (b) la prevención de la descomposición mediante la eliminación de las oportunidades y (c) la prevención, educación y apoyo del público. Estos aspectos deben recibir igual prioridad pero es lógico que la comunidad ponga mayor énfasis en (a). Hay que avanzar, como mínimo, aunque sea difícil de lograr y medir, a un punto en que la perversión “deje de socavar lo que la gente está tratando de construir”. La sola acción represiva es insuficiente para neutralizar la depravación frente a la cual es preciso ser intolerante.

Bertrand de Speville se interesa en los pasos pertinentes para la puesta en práctica de los siete elementos. El primero se refiere a la adopción de la estrategia y su mecanismo institucional y se profundiza en el primer aspecto. Las denuncias deben investigarse para mantener la confianza del público y de quienes acusan y evitar que los problemas pequeños se agranden. Debe procederse con cuidado porque muchas acusaciones no se sustentan adecuadamente y falla el enjuiciamiento. Debe investigarse lo que luzca creíble y previa la elaboración de un informe. ¿Investigar el pasado y el presente? ¿O el presente y el futuro? ¿Descartar el pasado? Esto reduce las labores pero podría disminuir el ánimo de colaboración, aunque, de todos modos, son materias que requieren definición. La concreción de los límites entre lo confidencial y la transparencia es esencial.

El autor destaca lo relativo al mecanismo institucional para el ataque a la perversión. Ha de existir una organización central que se asimilaría a un ministerio o departamento administrativo, creado por ley, financiado por el presupuesto nacional, con dependencias regionales autosuficientes, personal bien escogido y sometido a un régimen especial y director y subdirector nombrados por el Presidente de la República. El gabinete ministerial debe comprometerse con el proyecto en lo individual y colectivo desde el primer momento e igual con la opinión pública. El respaldo de la comunidad inducirá el de los políticos. La tarea es difícil, prolongada y puede requerir una generación sin flaquezas temporales.