GUILLERMO LEÓN ESCOBAR | El Nuevo Siglo
Martes, 29 de Abril de 2014

De lugares  comunes

 

La despedida a Gabriel García Márquez fue abundante en lo que a él tanto fastidiaba que eran los lugares comunes. Se salvó la bella prosa y la naturalidad con que  Peña Nieto leyó su discurso. Todos los demás habrían de ser confinados  a la rehabilitación literaria y de pensamiento porque no atinaron en salirse del esquema.

Por lo general en estos eventos se descubre la falta de naturalidad. Claro que frente a la muerte es muy difícil conservarla o al menos dejarla aparecer espontáneamente. En el acto fúnebre de Bellas Artes solamente reinó la naturalidad de Mercedes Barcha y su rostro sereno que nadie podría descifrar porque estaba entre el más allá y el más acá, en ese lugar intermedio en donde la presencia y la ausencia se confunden.

Bien haría el director de Bellas Artes saber que ciertas equivocaciones y dudas se resuelven previamente a la aparición en público y bien haría el escritor fantasma de la Casa de Nariño en pensar otras dimensiones más originales que permitan al presidente Santos  identificarse más consigo mismo ya que cuando él aparece como realmente es -no importan defectos- es más convincente y consistente.

Otro problema notable en México y que nada tiene que ver con la literatura es la “soledad del Presidente”. Gracias que César Gaviria estuvo y no se molestó por el maltrato protocolario pues los mexicanos no están acostumbrados a tener expresidentes ya que al terminar su mandato se mueren al menos políticamente. Pero es cierto que brillaron por su ausencia Belisario Betancur -el más indicado-,Andrés Pastrana, Ernesto Samper y Álvaro Uribe . O no los invitaron  o no supieron invitarlos o lo que para el efecto es lo mismo no quisieron asistir porque el uno no va con el otro y el otro no va con el uno. 

El único con limitación cierta -la de sus noventa años- fue Belisario. Lo cierto es que  Colombia hizo gala de aparecerse con aquellas gentes que hacen cierto aquel decir que “no están todos los que son ni son todos los que están” lo cual coloca en evidencia las enormes fallas de criterio y de protocolo.

Pero bueno, eso es lo que somos.

Gracias a Dios ahora se podrá pensar un poco más en paz en el legado del “bigote que escribe” como alguna vez lo dijo el fallecido escritor. Habrá que recordar fuera de los “resúmenes” que tienen como función evitar que se lean las obras de las  significativas épocas de la revista Alternativa,los artículos de prensa y aquellos de la revista Cambio y de esa persona que llegó a sorprender  y levantar tantas sospechas entre los grupos más radicales que hicieron posible su migración y definitivo asentamiento en México.

La impresión de su muerte pasará y esa cantidad absurda de amigos íntimos se hará a la espera del próximo fallecido para volver a dolerse de algo. Será necesario que el viento se lleve tanta hojarasca.

guilloescobar@yahoo.com