¡De eso tan bueno no dan tanto!
El discurso de posesión de Petro fue de buena factura y es de esperar que al menos el 20% de lo prometido y de lo anunciado se pueda cumplir. Aunque de estilo diferente es en esencia muy similar al de Garzón y al de Samuel Moreno. La ventaja de Petro es que tiene más recorrido dialéctico, mayor teatralidad, ha leído y asimilado mucho más, posee más academia y sobre todo sabe para dónde va, que es lo que sus admiradores y los derrotados ignoran o no quieren saber.
El efectismo fue grande. El intento de pose presidencial fue reconocible y no cabe duda alguna que las barras conducidas allí a propósito – como han hecho todos sus predecesores – discrepaban de los ciudadanos del montón que se creyeron convocados pero fueron excluidos como siempre.
Toda persona puede cambiar, es cierto, pero me preocupa aquella sabiduría popular que afirma que “el pasado no perdona”. Si se mira bien, las actitudes de Petro han cambiado, pero no creo que sus convicciones. Naturalmente así como él tiene el derecho a reclamar para sí el título de demócrata, quienes hemos seguido su vida tenemos el mismo derecho a conservar algún índice de desconfianza. No lo recibimos con prejuicios pero sí con los “pre-juicios” de quienes no queremos ser sorprendidos y tomados de sorpresa.
Es lógico que sea así. Con algunos de los políticos tradicionales se sabe de antemano que nos van a engañar porque está preconcebida la distancia entre lo que van a decir y lo que se sabe que van a realizar y uno se sonríe, pero no hay que caer en la ingenuidad de hacer lo mismo con Petro, que es alguien que sabe para dónde va y es consciente de poder llegar si no somos capaces desde la democracia de generar un liderazgo inteligente, claro, firme y honesto.
Por eso preocupa ser conscientes del lastre de los Partidos tradicionales y de los innumerables movimientos ocasionales interesados ahora por la moda de las superficiales “re-ingenierías” que a nada conducen ya que se ha perdido lo fundamental que es el nexo con la comunidad. Si el aspirante a ser político no ha trabajado con la comunidad nada conseguirá más tarde. Hoy día hay tan solo “politiquitos” de escritorio que se creen nacidos para dirigentes. Los verdaderos líderes vienen de trabajo de barrio, de municipio, de región, de asociaciones, de organizaciones sindicales, de profesionales, estudiantiles, religiosas o de gremios con quienes haya trabajado hombro a hombro, fatiga a fatiga. La política no es de escritorio como la pretenden hacer esos “mesías pigmeos” que nacieron como acreedores y vienen hacia la comunidad con cuentas de cobro y se enriquecen cuando el líder es quien ha nacido como los demás, como deudor, y debe trabajar arduamente para ascender, ser creíble y no olvidarse de los demás.
¡Esta es la ventaja que tiene Petro y que puede ser buena o no para la democracia!