GUILLERMO LEÓN ESCOBAR | El Nuevo Siglo
Martes, 12 de Marzo de 2013

De cuervos y de palomas

 

“Iglesia tiene pecados pero son más sus obras buenas”

 

Eric Frattini ha escrito - y publicado- un libro sobre los  “Cuervos del Vaticano”; sin duda es un gran esfuerzo con un pobre resultado ya que quien sepa de fuentes ellas son las mismas que se utilizan por todos los escribientes del mundo y que parten de esa alianza –casi secreta– entre “caos” y una serie de  monseñores que no habiendo logrado ser obispos denuncian lacras “a posteriori”, o de otros a quienes habiendo querido llegar más lejos en el escalafón eclesiástico les ha sido negado tal privilegio.

La retardada memoria de los “cuervos” -más bien urracas- no indica, en modo alguno, buena fe con respecto al destino de la Iglesia de Jesucristo; hace bien el poder conocer estas cosas  pero hace falta averiguar cuál es la motivación, ya que el  hecho sin la claridad motivacional hace perder de vista las metas que se pretenden lograr. Frattini ha afirmado que para el  asunto que le interesa es solamente “lo político”. Desde esa perspectiva no hay diferencias entre lo que sucede en la Santa Sede y en todos los países del mundo: lucha por el poder, corrupción, egoísmos, envidias, conductas criminales y demás.

Hay quienes vemos todas estas cosas pero creemos que existe la otra cara de la moneda o lo que llaman el “ámbito de las palomas”. Estos son los aciertos de ese mismo Papa que se ha criticado tanto y que organiza la doctrina; que hace el esfuerzo por ayudar a vivenciar la fe en las obras que se realizan en beneficio del prójimo de hoy y de mañana, en beneficio de la naturaleza, de la equidad y de la justicia;  ese mismo Benedicto que impulsa la solidaridad y el bien común y procura  además  la formación de una conciencia que sirva de brújula en la globalización.

Son enormes los pecados de la iglesia, es cierto porque está formada por gentes como usted o como yo,  que en mucho no somos recomendables,  pero son inmensamente más grandes y de dimensión global las obras buenas que se realizan a partir de los testimonios, también de personas como usted y yo damos a menudo lo mejor de nosotros y unimos esfuerzos a ese propósito de “amar al prójimo como a nosotros mismos”  no de manera pasajera y de oportunidad como “campaña”,  sino como forma de vida.

España, Italia y varios países más de la comunidad europea, que después de la soberbia del progreso y del desprecio por el valor de la austeridad,  tienen cientos - millones- de personas que sobreviven por las acciones de iglesia en los comedores y dormitorios sin que quienes ponen a disposición su tiempo reclamen ningún reconocimiento .

La caridad y la solidaridad no tienen horario y si se solazan algunos en el cierto olor a podrido de las malas obras de algunos,  bueno sería que acercaran el olfato al aroma de vida que producen las buenas obras.

guilloescobar@yahoo.com