Los predicadores
“Convicciones que lo alientan en su lucha contra el ‘relativismo’”
EN la Jornada Mundial de la Juventud Benedicto XVI ha venido repitiendo convicciones que lo alientan en su lucha contra el “relativismo” desde 1968, cuando tomó la decisión de combatir fenómenos tan desequilibrantes de la cultura como la desaparición del “sentido de la Culpa”, el permisivismo, el llamado hedonismo, la ignorancia valorativa que permite distinguir entre el bien y el mal, la ausencia de Dios, la desaparición del sentido de la historia que ha venido siendo sustituida por los relatos, la inestabilidad y la fragilidad de conceptos tales como la fidelidad, la lealtad, la solidaridad que se ve sustituida por pasajeros sentimentalismos.
Al lado de ello ha planteado con dureza la evidencia que este fenómeno del relativismo no se puede analizar evadiendo el tema de la justicia social tan vinculados al Bien Común, al imperativo de la equidad y de eso tan olvidado de la justicia conmutativa y de la distributiva que conforman el amplio concepto de justicia social que ha constituido siempre aquel maravilloso acierto que se dio en llamar “la moral del Cristianismo” que dio origen a la dinámica fuerza transformadora de lo que constituyó “lo conservador” que en definitiva es la capacidad de leer serena pero con visión de futuro los signos de los tiempos.
En estos días el predicador católico se ha visto reforzado por predicadores civiles al menos en alguno de los dos temas. En efecto, ante los desórdenes escandalosos en el Reino Unido, Cameron ha planteado la gran crisis de valores, la descomposición de la culpa, la carencia de discernimiento entre el bien y el mal, la descomposición de la familia y de la escuela como causa del vandalismo que ha obligado a aplicar mano fuerte policial y judicial para preservar al menos el orden público.
Igual discurso lastimero se le ha escuchado al Presidente de Francia, a la señora Merkel y al presidente italiano Napolitano por no hablar del gobernante de Grecia o aquellos de Irlanda y de Portugal que agotados los argumentos descubrieron que la falta de fundamento de valores y de principios está en el origen de una crisis insuperable. Estos predicadores dan razón a Benedicto pero se quedan cortos ya que no entran en el segundo tema que es el de la equidad, el del Bien Común, lo que los convierte en “los predicadores cojos” que no llegarán a ninguna parte. Paz, serenidad social, optimismo frente al desarrollo, solidaridad auténtica solamente se darán en tanto que estos líderes de la política internacional -y lógico los de la nacional también- caminen como Benedicto sobre las dos bases de Valores y de Bien Común. Benedicto XVI lo sabe bien. Aún el Cristianismo solo sobrevivirá si la fe en Dios se ve expresada en Valores y en Solidaridades ciertas. “Quien dice amar a Dios, a quien no ve, y no ama al prójimo, a quien ve, es un mentiroso”.
guilloescobar@yahoo.com