En los últimos días no se habla de cosa diferente al coronavirus, y con toda razón, porque mundialmente las autoridades se encuentran enfrentadas a un tremendo reto, persuadir sus comunidades de actuar por prevención y en dirección a las recomendaciones de la OMS para evitar el contagio y potenciación de la enfermedad, que según expertos y estudiosos del tema es un virus venido de los animales.
Según estudios el coronavirus es conocido hace muchos años pero residiendo en animales y en actuales momentos se encuentra extrañamente atacando humanos, transmitiéndose entre éstos de manera incontrolada e invadiendo el cuerpo, refiriéndose especialmente a las vías respiratorias. Sobre la transmisión ya se conocen varias alternativas y todas con el ingrediente o necesidad de tener contacto cercano; se sabe que las personas más vulnerables son los mayores de edad, pero más sin embargo se han adelantado campañas instruyendo la comunidad sobre los cuidados que se deben observar en el diario vivir, recomendando cambio de hábitos en la etiqueta social, como el saludo y demás expresiones de amistad y cariño, que no vamos a repetir por ser hoy de conocimiento general.
El problema mayor reside en la falta de disciplina de las diferentes sociedades, pues existen países aconductados donde las medidas se toman y son acatadas sin resistencia, pero en estos países tropicales la gente tiende a tomar las recomendaciones con beneficio de inventario, lo que lleva a la dinamización de la enfermedad dificultando su control.
Reconocemos que las autoridades colombianas han recurrido a varias estrategias pero la respuesta pareciera no ser la mejor, no se trata de crear un pánico generalizado, pero si en recomendable no banalizar la situación. La prudencia debe hacer presencia en diferentes estadios especialmente en lo referente a las multitudes, circunstancia adversa para la salud no solo con la amenaza que nos acosa, sino en todo momento de la vida. Tenemos graves problemas de fronteras y terminales tanto aéreos como marítimos, donde se recomienda ser más exigentes de lo normal por ser fisuras que facilitan el ingreso de personas portadores del virus. Debemos entender nuestra responsabilidad en lo personal, familiar y social, no podemos dejar todo el peso de la intimidación en el Gobierno, esta es una lucha de los colombianos, como lo fue de los chinos que han dado ejemplo en estas lides.
Por último quiero dejar sentada mi preocupación por los empleados encargados de atender al público, estos personajes que no tiene alternativa distinta a cumplir con su trabajo, merecen de la ciudadanía todo el respeto y consideración posible, por lo tanto quienes deben recurrir a ellos están obligados a agotar las medidas a su alcance para protegerlos, hasta el punto de lograr tranquilidad y seguridad en estos servidores.