Pasada la pandemia, la confianza por un mejor comportamiento de la economía, según el último informe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, es firme en el Brasil, Costa Rica y México mientras en Chile y Colombia cae abruptamente, lo cual cada vez preocupa más por su efecto en la moderación del consumo y el nivel de la inversión “persistentemente bajo”. Percepción que llevó al Banco a bajar en unos puntos más el pronóstico de crecimiento de la economía colombiana.
El diagnóstico de esta gran diferencia entre países está marcado por una cuestión fundamental: una administración empecinada en gobernar desde lo ideológico, sin lugar a la convergencia, centrado más en la tensión política, con toda clase de títulos a diferentes pactos, huérfana de un acuerdo por reactivar la economía, más allá de estar satisfechos por haber conseguido un apoyo inicial para el aumento de impuestos a través de una reforma tributaria.
El resultado es la incertidumbre y una economía sin un marco específico más allá del esfuerzo individual de cada empresa o productor. Esto lejos de asemejarse a los parámetros contagiosos para el pueblo cuando se divulgaban los programas de gobierno. No se siente aprecio por los esfuerzos de las empresas y el sector productivo, pero tampoco se conoce la ruta puesta en marcha para el impulso de la economía mientras las exportaciones e importaciones andan en preocupante descenso.
Esto genera una enorme incertidumbre y supera términos, aún no claros, como la economía popular, de la economía por la vida, por las energías limpias o de acción de mitigación del cambio climático, de Colombia Productiva, de productividad y sostenibilidad, Pacto por la industria, que son programas tal vez conocidos al interior pero que no se suman a una visión arraigada. Cómo se va a impulsar la economía, a reactivar la capacidad exportadora, cuáles son los desafíos en materia económica, ¿quién los puede describir?
En instancias de la pandemia, en marzo del 2020, el presidente Mass del Banco Mundial advertía con dos verbos las bases para tener una respuesta eficaz para la recuperación: conocer el alcance y actuar con celeridad. Ese enunciado conserva hoy toda su vigencia. Se pueden proponer infinidad de cambios, pero lo cierto es que sin confianza en el papel del Estado y en su política de desarrollo tampoco hay asiento para aumentar los ingresos tributarios para financiar esas reformas. Esto mismo decía el Banco a comienzos del 2022.
La OCDE, por ejemplo, ha aconsejado a México tener una agenda integral, entre los que destaca: impulsar la inversión y revertir el bajo crecimiento de la productividad (al mejorar las regulaciones comerciales, impulsar la competencia, reducir la informalidad y la corrupción e intensificar los esfuerzos para cumplir con los objetivos de emisión de gases de efecto invernadero); elevar el crecimiento y los empleos; mantener el compromiso con la solidez de las finanzas públicas y la sostenibilidad de la deuda y satisfacer las crecientes necesidades de gasto social mediante el aumento de los ingresos fiscales.
¿Cuál es la estrategia que puede asegurar a los colombianos que pueden tener opciones para aumentar sus ingresos? Richard Branson decía que “las oportunidades de negocio son como los autobuses: siempre viene otro más”. La pregunta que nos hacemos es si habrá oportunidades y cuáles. Esa es la incertidumbre.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI