HORACIO GÓMEZ ARISTIZÁBAL | El Nuevo Siglo
Jueves, 13 de Octubre de 2011

El muro alemán

La  gigantesca muralla de Berlín significó dos filosofías, dos economías, dos políticas, dos maneras de ver la sociedad y la vida. La muralla constituyó el símbolo mayor de la famosa guerra fría. Clausuró 97 calles que comunicaban amplias zonas de la capital. La separación se llevó a cabo con paredes electrificadas, minas, rieles de ferrocarril, torres de vigilancia, búnkeres. El muro duró 28 años. Terminó el 9 de noviembre de 1989.
Según los investigadores, el muro se levantó por razones políticas y también por cuestiones económicas. Los productos alimenticios del Este pasaban al Oeste bajo el estímulo de los bajos precios. Esto desabastecía y creaba dificultades en el Oeste. Los mejores sueldos para científicos originaron el éxodo hacia Alemania Federal. La enérgica decisión de Alemania Occidental de recuperarse después de los estragos de la guerra sorprendió al mundo. Se habló del milagro alemán.
Siendo muy joven, en 1963 estuve en las dos Alemanias y observé el apasionante episodio histórico. En libros y ensayos me ocupé en este asunto.
La realidad es que la vida de los países ha sido contradictoria. Todos los pueblos tenemos luces y sombras, épocas de decadencia y de gloria. Concretándonos a la presencia de Alemania en Colombia, en el recinto del Congreso, Alfonso López Caballero, Gustavo Casasbuenas, Jimena Ospina Duque, el embajador de Alemania, Jurgen Cristian Mertens, y el senador Espíndola en magníficos discursos -densos y documentados- demostraron con fuerza de evidencia la impagable contribución alemana al progreso de nuestra nación.
Alemania estuvo presente en la conquista con Nicolás de Federman, en la Independencia con Humboldt y en el desarrollo económico con figuras excepcionales que han creado empresas, comercios, riqueza, ciencia, tecnología y cultura.
Todos los pueblos, a la hora de la verdad, son solidarios en el tiempo y en el espacio. En este nuevo recordatorio de la caída del Muro de Berlín se realizaron varios eventos. El solemne acto académico llevado a cabo en el Capitolio fue extraordinario. Se hicieron reconocimientos al embajador de Alemania, Jurgen Cristian Mertens, hombre dinámico, talentoso y de gran sentido de colaboración. Su esposa, meritoria ecuatoriana, Cecilia de Mertens, ha presidido la Asociación de Damas Diplomáticas con un altruismo contagioso.
Es mucho lo que nos enseña el pueblo alemán. Disciplina, espíritu de superación, tenacidad, sacrificio, generosidad, capacidad de investigación científica y desprendimiento. Muchas fundaciones como la Konrad Adenauer -la dirige Stefan Josp- y la Hans Seidel, la coordina Klaus Georg Binder, protagonizan espléndidas campañas en favor de los colombianos.
Siempre mantiene vigencia aquello de que la unión hace la fuerza. Y en época de la globalización, todos podemos aportar mucho. Se repite que el mundo se convirtió en una ‘inmensa aldea’. No sólo la economía y la cultura se internacionalizaron. También el delito y el crimen se volvieron multinacionales. Unidos seremos invencibles. Unidos somos más y valemos más.