HORACIO GÓMEZ ARISTIZÁBAL | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Junio de 2014

Libros de gastronomía colombiana

 

Desde  los tiempos de la Colonia, lejos de las ciudades, fuera de la historia, millones de hombres en el trabajo oscuro de los campos, han venido construyendo la grandeza nacional. Si se olvida esta humilde, pero múltiple actividad, no podremos entender nunca las inesperadas riquezas -en todos los órdenes- del alma nacional.

Colombia, más que una nación, es la sumatoria de las más variadas, heterogéneas y exóticas regiones. Lamentablemente la gran ciudad, la megalópolis, poco a poco se va tragando al pueblo y a la provincia. La metrópolis se chupa la sangre de la aldea, en forma insaciable y progresivamente debilita al sector rural.

El prestigioso académico numerario de la Academia Colombiana de la Lengua, profesor Lacydes Moreno Blanco, en dos densos volúmenes defiende la cultura gastronómica de las regiones claves del país: Costa-Caribe, Eje-­Cafetero, Llanos, Orinoquia, Amazonas y Zona Andina. Si en lo espiritual uno es lo que lee, en lo físico uno es lo que come. El hombre no se alimenta de lo que quiere, si no de lo que el medio produce. La ciencia y la experiencia han establecido con precisión la recíproca influencia que existe entre el entorno físico y el hombre. El clima, los vientos, las lluvias, la presión atmosférica, la riqueza o esterilidad del suelo, todo, absolutamente todo, determina el modo de ser de las personas. De lo expresado depende el modo de vestir, la abundancia o escasez de recursos, la alimentación, la salud. Claro que también el hombre logra transformar su ambiente.

Es maravillosa la variedad gastronómica de Colombia. Pocos conocen tanto este tema como Lacydes Moreno Blanco. Es historiador, ensayista, analista y expositor de singular maestría. Uno de sus libros se titula así: Manual introductorio de la biblioteca básica de cocinas tradicionales de Colombia. Son 200 páginas. Veamos algunos de los temas tratados: Costa y Llanura del Caribe, Santa Fe de Bogotá, Gran Cauca, Antioquia y Viejo Caldas, Altiplano Cundiboyacense, Santander y La Guajira, Tolima Grande, Orinoquia y Amazonia. Al final aparece un catálogo relacionado con el Diccionario de voces culinarias.

El otro volumen, Palabras junto al fogón, es una publicación deliciosa. En prosa seductora se comentan muchísimos asuntos culinarios. Se aprende sobre el criollismo en la cocina, obras famosas sobre estos asuntos y en forma puntual se analizan comidas del Chocó, la Costa Atlántica, Antioquia, Quindío, el Meta. El capítulo final es enriquecedor al explicar Lacydes Moreno Blanco los ingredientes y curiosos asuntos de la comida. Son 300 páginas que se leen como si fuera una novela. Lacydes Moreno goza de un espíritu transparente. Piensa hablando y habla pensando. Goza de muchos atributos intelectuales. Talento, erudición, inspiración, información y por sobre todo lo domina el amor por Colombia. Este intelectual ama la gastronomía por encima de todas las cosas. Por su amor a la cocina ha renunciado a todo en la vida.

En un libro mío de escritos varios sostengo: El hombre del montón come, sólo el hombre de ingenio y de gusto sabe comer. El descubrimiento de un manjar nuevo, interesa más al bienestar del género humano, que el hallazgo de una estrella. Un almuerzo sin vino es como una mujer a la cual le falta un ojo. Un gastrónomo solo tiene dos amigos, él mismo y su cocinero. El oficio de Lacydes es el buen vivir.