HORACIO GÓMEZ ARISTIZÁBAL | El Nuevo Siglo
Lunes, 9 de Enero de 2012

¿Estudiantes mediocres?

 

 

Sin duda alguna, los padres son por fuerza de los circunstancias los primeros educadores de sus vástagos. Esta influencia es la más duradera y profunda en la vida de la persona humana. Pero los progenitores no disponen ni del tiempo, ni de los conocimientos, ni de los medios necesarios para darle al joven la exigente formación que reclama la compleja sociedad moderna. En el docente recae una gran responsabilidad, al tener que afrontar el compromiso de capacitar a las generaciones que regirán a la comunidad en el futuro.

Muchos factores influyen en el malestar reinante en el espíritu de buena parte de la población estudiantil. Se trata del bajo nivel de numerosos educadores y de la inhabilidad para transmitir los conocimientos. Ellos leen o memorizan el texto que declama y el alumno es un simple ‘escuchante’. El verdadero educador es el que despierta inquietud y desasosiego en el estudiante. Entre profesor y alumno debe existir cierto magnetismo. De lo contrario es arar en el desierto.

También incide en el desánimo estudiantil y en la mediocridad escolar, la pasividad y pobreza mental en las aulas. Al maestro poco o nada le interesa si el alumno comprende o asimila. No son muchos los trabajos activos y dinámicos. La poca enseñanza que se transmite es ‘memorística’. No se motiva la inteligencia.

Los programas son recargados y esto confunde al adolescente. Algunas materias involucran superabundancia de temas, muchos de los cuales son inútiles. El cúmulo de asuntos distrae la atención y es poco lo que se retiene o digiere.

Lamentable el poco estímulo al docente. Sobre todo en la provincia. No existen planes de vivienda, becas para los hijos de los maestros, clubes, bonificaciones. De ahí la falta de mística, de fervor y de entusiasmo.

Con frecuencia la docencia es un medio para buscar otro empleo mejor. Del aula se salta al comercio, a la política, a la actividad inmobiliaria, a lo que sea, con tal de que se vea la posibilidad de mejorar la posición personal en todos los aspectos. Esto es muy grave, pues la educación depende directamente de los catedráticos. Con profesores de tercera tendremos egresados de quinta. El futuro de un país está en la adolescencia y en la juventud. Dadme un estudiante con sólida formación moral y una magnífica capacitación y tendremos una nación próspera y poderosa.