HORACIO GÓMEZ ARISTIZÁBAL | El Nuevo Siglo
Domingo, 28 de Agosto de 2011

El machismo


“Consiste en la actitud de prepotencia del hombre frente a la mujer”


EL  machismo consiste en la actitud de prepotencia del hombre frente a la mujer. Tendencia a exaltar irracional y desmedidamente al sexo masculino y a discriminar a las mujeres en la vida pública y privada. El machismo pretende implícitamente cierta superioridad del varón sobre su compañera.


Frente a la mujer el colombiano asume dos actitudes: las puras y virtuosas. Son éstas las hijas, la novia, la madre. La idealización que se hace de la madre o de la novia contrasta con la actitud hacia las demás. Y llega a su máximo con la madre, la que está en un altar, y de la que no se acepta el mínimo defecto. En cuanto a la novia ocupa un lugar similar al de la madre y durante el noviazgo el colombiano es el ser más dulce y romántico que existe. Cuando llega el matrimonio todo cambia. Pronto el esposo merma su cariño por la compañera. De la dulzura pasa a la fría rutina y aun la dureza. La mujer se siente desplazada, rechazada y se refugia en el amor a los hijos. Así la mujer acostumbra resignarse a ocupar un segundo plano y a sobreproteger a los hijos por encima de todo.


El niño, en sus primeros años, vivirá en un mundo maravilloso, siempre al lado de la madre, que estará atenta a todos sus caprichos. El niño (y la niña) capta desde pequeño que la figura femenina es infravalorada y desconceptuada. El varón siempre tiene la razón; la mujer debe aceptar, estar callada.


El niño colombiano crece y se educa en un ambiente masculino. Esto se verá primero en la familia y después en la escuela, el colegio y la universidad.


La educación discrimina. Al niño se le familiariza con juguetes varoniles: camiones, soldados, pistolas. A la niña se le regalan muñecas, pañales, cunas, cascabeles. Al hombre le enseñan a montar caballos o conducir carros de carreras. En resumen, se crea un ambiente según el cual el fin del hombre es mandar, dominar.


El niño se identificará con el padre y se tornará agresivo, mandón. El machismo es funesto en la sociedad. Una de sus repudiables consecuencias consiste en la “paternidad despótica”. Multitud de padres piensan que siempre tienen la razón. Que su criterio, en ocasiones absurdo, debe prevalecer. El padre autoritario “se impone porque sí”. A veces son tiranos que desahogan sus frustraciones en sus hijos. El varón en la adultez se desquita de la opresión que sufrió cuando niño.