HORACIO GÓMEZ ARISTIZÁBAL | El Nuevo Siglo
Domingo, 23 de Septiembre de 2012

El López Michelsen de Ardila Duarte

 

Alfonso López Michelsen fue un hombre tenaz. De gallarda estampa, dialéctico. Independiente, altivo. Nació y murió en Bogotá. Convenció al país de su teoría consistente en que al mundo lo mueven las ideas, “Las ideas fuerzas que predicaba Diderot”. Son tan poderosas las ideas, que los hechos no son más que los rastros, que dejan las ideas al pasar por los cerebros dinámicos. A pesar de que la densa y voluminosa biografía de Alfonso López Michelsen, elaborada con escudriñadora paciencia por el académico y catedrático  Benjamín Ardila Duarte, circula en el ambiente de unos cuantos intelectuales, se perfila como un betseller, por  lo documentada, apasionada, castiza y ¿por que no decirlo? polémica. López Michelsen fue siempre, por definición y esencia, la controversia. Según este hombre los fenómenos de la naturaleza y los del ser humano están sometidos a un proceso interminable de cambio y de transformación.

Para Benjamín Ardila Duarte, de López Michelsen se conoce más que todo el férreo perfil del caudillo y la impactante silueta del humanista, pero no se ha profundizado el aspecto ideológico, jurídico y filosófico, de este ensayista y educador excepcional. La obra costa de cerca de 700 páginas, fue patrocinada por la Universidad Libre -rector Luis Francisco Sierra, decano de Derecho Hernando Alvarez- y la Academia Colombiana de Historia que preside el internacionalista y exembajador Enrique Gaviria Liévano.

Nada apasiona tanto al colombiano como la política. La política,  decía Spengler, se hace o se padece. En la política nos movemos y vivimos. Por eso los doce capítulos se devoran con frenesí. En el Club de Abogados en acto académico muy concurrido, se lanzó el libro. Intervinieron con macizos discursos Hernando Álvarez, Enrique Gaviria Liévano y el autor Benjamín Ardila Duarte. El análisis de Juan Manuel López fue excelente.

En la Pág. 119 se lee: García Márquez opinó: “Alfonso López Michelsen, hijo del único  presidente reelegido en el siglo XX, pensó siempre que nació para gobernar a Colombia… Muy joven fue catedrático de la Nacional, El Rosario y la Libre. Dictaba su clase sin mirar a nadie, con ese aire celestial de los miopes inteligentes que parecen andar a través de los sueños ajenos… Yo como discípulo suyo captaba que su voz era hipnótica, como si se tratara de un encantador de serpientes…Vestía trajes hechos en Londres, de impactante diseño…”

Son muy controvertibles los numerosos conceptos expuestos en el libro. La lucha del MRL contra la alternación, la paridad burocrática y la exclusión de otros grupos y partidos, aunque no es justificable, sí es explicable por la feroz coyuntura política que vivía Colombia. Todo lo que tiene que ver con la academia es contradictorio, controversial y antidogmático. El pluralismo mental exige respeto por lo diferente. La democracia no es unanimismo. El Frente Nacional, como lo explicaron Laureano, Lleras Camargo, Lleras Restrepo, Otto Morales Benítez. Alzate Avendaño y otros prohombres, obedecía a la tesis del “mal menor” o lo que los penalistas llamamos la “No exigibilidad de otra conducta”. Entre buscarnos para exterminarnos sectariamente resultaba más tolerable compartir el gobierno milimétricamente. El constituyente primario así lo entendió y así lo apoyó resueltamente. Si hubiera sido una solución arbitraria, los disidentes tuvieron la oportunidad de arrebatarles las mayorías al gran movimiento que lideraron Lureano y Lleras Camargo. Para grandes problemas, grandes soluciones.

En el libro del catedrático Ardila Duarte se habla de  “La hegemonía conservadora” La Regeneración fue una coalición de liberares y azules. Participaron Núñez Caro, y después de Reyes hubo otra coalición de rojos y conservadores para elegir a Carlos E. Restrepo. Tampoco fue tan homogénea la República Liberal. Antes del 30 cogobernaron Uribe Uribe, Sanín Cano, Olaya Herrera y en la República Roja fueron ministros sobresalientes el expresidente Carlos E. Restrepo, Esteban Jaramillo, Londoño y Londoño, Francisco de Paula Pérez, Restrepo Jaramillo y otros. En la mal llamada Hegemonía Azul estuvo el dólar a la par del peso colombiano. Claro que la Regeneración como el Radicalismo, cometieron excesos. López Michelsen también le criticó el sectarismo al Frente Nacional. Según el MRL les eliminaron jefes, les negaron avisos para La Calle y no los tuvieron en cuenta para cargos públicos.