Prohibido meterse
El presidente Santos habló claro sobre el tema de la paz para manifestar que con tanta opinión se crea “un ambiente negativo y contraproducente”. Agregó: “Han presentado toda clase de iniciativas, mandan razones…, que quieren crear un grupo, que quieren intervenir…, la respuesta es la misma que les di a varios jefes de Estado que de muy buena voluntad se ofrecieron para este tema en la última reunión de la Celac: lo mejor a estas alturas es que no hagan nada, que no se metan”.
No hay asunto más importante para el país ni que más motive el deseo de colaboración. Es explicable. Después de tanta violencia y tantos sufrimientos, de tanto daño causado a la economía, al desarrollo, al bienestar, luego de tantas equivocaciones, desde distintos ángulos se desea colaborar en el logro de la convivencia. Hay que alcanzarla. Para ello es necesaria la participación del país en general.
Pero nos toca aceptar que una sola cabeza debe estar al frente de las gestiones requeridas para llegar a la meta. Es el Gobierno nacional, representado exclusivamente por el Presidente de la República, a cuyo cargo están la seguridad y el orden público. Nadie más. Entre otras cosas porque el Presidente siendo Jefe de Gobierno, Jefe de Estado y suprema Autoridad administrativa, es el único colombiano que con rango y disposición constitucional representa la unidad nacional.
Además, cuando se trata de lo que se llama “negociación política”, necesariamente se hace referencia a buscar acuerdos que son de diferente naturaleza, económicos, políticos, sociales, etc., e involucran a distintos estamentos, corporaciones públicas, partidos, empresarios, gobiernos locales y seccionales, justicia, todo lo cual requiere ejercicio de autoridad y un gran coordinador, que no puede ser distinto al Presidente de la República.
Como si no fuera suficiente para entender el planteamiento del doctor Santos, emprender un camino tan complejo como el de un proceso de paz requiere condiciones especiales y oportunidad. No puede ser solo un decir y metámonos en eso. Bastantes fracasos hemos tenido que nos han resultado caros. Sólo el gobierno puede justipreciar el momento y saber si están dadas las condiciones.
Pero es que no sólo se trata de examinar la situación desde lo institucional. El otro lado es el de la subversión, que internamente también exige disposición, manejo y definiciones.
Sólo la concurrencia de voluntades, requisitos y circunstancias podría dar lugar a un nuevo procedimiento para alcanzar la paz. Todos lo deseamos, muchas y muchos quisiéramos ser útiles en tan notable causa, pero no hay más remedio que hacer caso al señor Presidente, porque tiene la razón. Recuerdo el dicho de la abuelita: “Tantas manos en un plato…”.
Lo cual no quiere decir que no se pueda hablar de la necesidad de la paz ni que sea imposible debatir sobre seguridad, orden público, convivencia, derechos humanos, institucionalidad, democracia, administración de justicia, equidad social. Hay que seguir haciéndolo y esperar a que llegue el momento. Tengo la certeza de que será en el Gobierno del doctor Santos.