Veinticuatro meses no es nada
La primera audiencia pública de juzgamiento a los gobernantes es a los 100 días de la posesión. Es lo que se acostumbra. ¿Quién puede hacer algo importante en cien días? Nadie. Ni Mandrake. Ni siquiera a los dos años de gobierno se puede mostrar algo extraordinario, especialmente en obras públicas, que es por lo que se juzga a los que gobiernan. ¿Cuántos puentes? ¿Cuántos colegios y hospitales? ¿Cuantos kilómetros de doble calzada construidos?
Olvidan los analistas y los censores que los gobiernos deben invertir el primer año de gestión haciendo el Plan de Desarrollo y elaborando los proyectos. Sin eso nada se puede hacer. Fue lo que pasó en infraestructura vial, para lo cual el ministro Cardona tuvo que emplearse a fondo, en medio de la incomprensión general.
En estas materias, por fortuna para el Gobierno nacional, será mucho lo que se pueda hacer, a más de las realizaciones que ya empezaron a mostrarse. La destacable entrevista del Ministro de Hacienda a Yamid Amat informa sobre bastantes recursos para las grandes obras. Eso es muy favorable, aclarándose desde ahora que las obras importantes requieren, luego de diseños y plata, varios años de ejecución.
Vuelvo al Ministro de Hacienda. En las referidas declaraciones habló de las trabas para la ejecución de obras, de lo difícil que es lograr que funcione al “aparatejo” estatal. Nada más cierto. Es otro obstáculo que ha tenido que superar el presidente Santos. Un tema en el que deben ocuparse el Gobierno, el Congreso, la Justicia, las llamadas “ias”. Se necesitan reglas exigentes, requisitos, vigilancia, controles, auditorías, de todo para frenar la corrupción, pero nada de ello puede obstaculizar la acción realizadora del Estado.
Los políticos y lo son de importante categoría los gobernantes, tienen que pagar un alto precio en la manera como se hace el necesario análisis público a sus tareas. No se les juzga por lo que hacen sino por lo que no han hecho, ni por las muchas cosas buenas de su administración sino por las pocas malas que hayan resultado. Ni más, ni menos. Eso también ha tenido que soportarlo el Gobierno. Así es la vida en lo público y debe aceptarse con democrática resignación.
Pero si de resignación se trata, al Presidente le ha tocado lidiar con la crítica sistemática de su antecesor. Recuerde el señor Presidente a Carlos Fuentes en La Silla del Águila: “La política es el arte de comer sapos, sin hacer gestos”.
Con todo, la labor del Gobierno ha sido loable. Positiva en el manejo económico, notable en política internacional, de gran dimensión social lo de tierras, responsable en Derechos Humanos, elogiable en vivienda y muy conveniente el plan de infraestructura carreteable. Enorme lo del río Magdalena. Mucho de muchas cosas.
La seguridad merece un análisis especial pero no es, de lejos, la catástrofe que se comenta. El traspié de la justicia ya pasó y ahora hay que hacer la reforma para superar la congestión y la mora.
Entonces, Aprobado.