HUGO QUINTERO BERNATE | El Nuevo Siglo
Martes, 8 de Enero de 2013

Prensadas

 

La  crisis de las basuras en Bogotá resultó ser un interesante  laboratorio para comprobar, una vez más, el derrumbe de ese mito urbano en que ha terminado convertida la supuesta objetividad del periodismo, especialmente del radial.

No hay estaciones más poderosas en audiencia, ni más influyentes en la opinión pública que las de radio que dominan en Bogotá y en todo el país. Y todas a una, como en Fuenteovejuna, han emprendido una campaña contra el Alcalde Mayor, tan descarada, que ya ni siquiera se toman el trabajo de disimularla.

Petro no es, como dicen esas señoras bogotanas que él odia tanto: Ninguna perita en dulce. Pésimo comunicador, arrogante y con un discurso de franco resentimiento social y de trasnochada lucha de clases, merece toda la contradicción posible. Sin embargo, no parece sano que la poderosa radio capitalina asuma el papel de oposición política. Usar las concesiones radiales para moler a un mandatario que no es de sus afectos, no parece una función compatible con el deber de informar, por mucho y que las noticias se manejen como negocio de empresas privadas.

Ciertamente que la imparcialidad periodística no pasa de ser un mito, pues los periodistas son tan humanos como cualquier otro y desarrollan las mismas simpatías o animadversiones que cualquier ciudadano con el mismo nivel de información. Por esa razón, las exigencias actuales del oficio en democracia, tienen que ver más con el equilibrio, la transparencia o la pluralidad de agentes informativos que con la objetividad.

En el caso de la información sobre la crisis de las basuras generada por la incapacidad gerencial de Petro, por ejemplo, reconocidos periodistas de una poderosa cadena con públicos y reconocidos vínculos de amistad íntima o de “bonita relación” con contratistas involucrados en el conflicto contra la Alcaldía Mayor, callaron (callan) esos vínculos y siguen “informando” como si nada. En otra un columnista que ha hecho de su espacio escrito una trinchera contra el Alcalde, tampoco revela ningún vínculo impeditivo ahora que “informa”.

El resultado de la suma de la incapacidad comunicativa del Alcalde más el sesgo con el que informan las cadenas radiales, es que se deja a la ciudadanía sin saber si en verdad los contratistas de la basura son unos ventajosos que abusan de la ciudad -como también lo denunció la Contralora- o unos respetables empresarios que hicieron un buen negocio, como los promocionan sus amigos periodistas.

Pero si de un lado se “informa” de esa manera, del otro tampoco el panorama es mejor. Capital, el canal institucional de la Alcaldía, dedicó sus esfuerzos a denostar de algunos periodistas y no a hacer pedagogía sobre la propuesta del Alcalde para estatizar la recolección de las basuras o a explicarnos por qué el esquema Petro es más conveniente para la ciudad que el que venía operando.

Y así nos va en Bogotá, una ciudad dividida entre quienes quieren tumbar al Alcalde por intereses políticos o económicos, un Alcalde que quiere dividirla entre ricos y pobres para garantizar sus propios intereses y unos ciudadanos que solo servimos para votar o quejarnos en silencio del progresivo deterioro de la, ahora más que nunca: Tenaz Suramericana.

@Quinternatte