Una investigación publicada por Caracol TV permite colegir que al servicio de inteligencia estatal lo están afectando la ideologización y la improvisación. Y esto no solo afecta la institucionalidad del país sino también, y seriamente, la legitimidad y autoridad del presidente de quien depende directamente la Dirección Nacional de Inteligencia (DNI).
En dicha investigación, con pruebas, se denuncia que el régimen de Maduro está en una cacería de venezolanos acusados de fraguar un golpe en su contra y que se ha aliado con el ELN para secuestrarlos y llevarlos hasta la frontera para ser capturados y juzgados en su país. En Chile, ocurrió algo similar, pero esta vez con “franquicia” del “Tren de Aragua” para asesinar a un exmilitar opositor de la dictadura. Aunque el informe no prueba que la inteligencia colombiana esté ayudando al gobierno venezolano en esta “cruzada”, sí quedan sombras de duda por declaraciones de Maduro agradeciendo a sus “amigos colombianos” por las informaciones y capturas.
Caracol TV buscó una declaración oficial del presidente Petro, del ministro de Defensa y del director Nacional de Inteligencia y los tres optaron por el silencio. Solo un par de días después se anunció un encuentro de los cancilleres para tratar de aclarar el asunto. Una actitud radicalmente opuesta a la del presidente Boric, en Chile, quien rechazó frontalmente la invasión a la soberanía de su país.
Siempre ha habido operaciones de inteligencia y contrainteligencia de Venezuela en Colombia. Lo que ha cambiado desde que Petro asumió el cargo, es que los actores venezolanos pro Maduro se sienten con más libertad para actuar en nuestro territorio, lo dice Ronal Rodríguez, del Observatorio de Venezuela en la Universidad del Rosario, quien agrega que “la elección de Petro puso muy nerviosos a los actores de oposición venezolana en Colombia pues temían que ya no fueran a tener garantías”. Sin embargo, la cuestión se torna de mayor calado al observar que el nuevo embajador venezolano en Colombia, Carlos Martínez, tiene un perfil más de seguridad que de diplomacia, como lo constató “La Silla” Vacía. Aún más, participó en las negociaciones secretas con el Eln antes del actual proceso, lo cual pudo abrirle la puerta para entablar línea directa con las cabezas de esa guerrilla.
Ahora bien, la ideologización e improvisación se confirma al tener en cuenta que desde el comienzo de su mandato el presidente Petro decidió nombrar a Manuel Casanova, un excompañero de su lucha armada sin experiencia en la inteligencia estatal, como cabeza de la DNI, evitando además la continuidad de todos o casi todos los funcionarios subalternos con información y experiencia acumuladas que allí laboraban. Y en febrero de este año, sin explicación alguna, Casanova fue reemplazado por otro excompañero de armas de Petro, Carlos Ramón González, quien además de también adolecer de inexperiencia, prácticamente tuvo que arrancar de cero pues pocas semanas después, desde la Casa de Nariño llegó la orden de remover también a la secretaría privada y los directores de operaciones y de inteligencia: Consuelo Ramos, Edwin Chavarro y Urías Trujillo.
Así las cosas, es inevitable inferir que el presidente Petro (¿y el ministro de Defensa?) no tiene entre sus prioridades el adecuado desempeño del servicio de inteligencia del Estado. Olvida que en un Estado Social y Democrático de Derecho la inteligencia estatal constituye un activo estratégico porque las distintas altas autoridades constantemente están tomando decisiones que, con frecuencia, inciden para bien o para mal en la seguridad y defensa nacionales. Y la inteligencia (información analizada y procesada), provee los insumos claves para que dichas decisiones sean oportunas, acertadas y especialmente preventivas. Pero si estos insumos están nublados por la improvisación y la ideologización el inmediato futuro de la seguridad nacional en un mundo convulsionado por sendos conflictos bélicos se torna en un semáforo en amarillo.