Iglesia resistente | El Nuevo Siglo
Jueves, 9 de Noviembre de 2017

Jesús dijo a Pedro: “Sobre esta piedra edificaré mi iglesia” y han pasado más de dos mil años y cientos de hechos cismáticos, heréticos y apostatas. Los cismas se dan por negarse a la autoridad del Papa y a la comunión con su iglesia. Las herejías por negar o dudar de las verdades de fe como los dogmas y sacar teorías contrarias a la doctrina católica. Y la apostasía es el rechazo constante a la fe cristiana.

Pues curiosamente de los muchos sucesos acaecidos durante estos dos milenios, todos han venido de miembros de la misma iglesia o personas, que habiendo sido bautizadas y profundos practicantes, se convirtieron en herejes, apostatas o cismáticos. Estos hechos no vienen de afuera, es cierto que paganos, ateos, agnósticos y de otras religiones entre otros, también han bombardeado la fe cristiana y aun así la iglesia no se ha acabado ni se acabará.

No han existido papas perfectos, pero si muchos santos, otros díscolos e indisciplinados. En los 266 pontífices no ha habido uno que niegue las verdades de fe. No se conoce encíclica o enseñanza formal ex cátedra en los documentos de la iglesia, donde algún Papa intentara modificar los dogmas. Quizás Obispos, Arzobispos, Cardenales, sacerdotes, diáconos, monjes y laicos, algunos si lo han sido.

Recordemos unos cuantos cismáticos herejes celebres: los Nicolaítas del siglo I donde un diácono llamado Nicolás fundó dicha secta mencionada en el Apocalipsis.  Luego vinieron los Ebionitas de principio del siglo II, negaban la divinidad de Cristo y su nacimiento virginal, decían que San Pablo era un apóstata y sólo reconocían el evangelio de San Mateo. De ahí en adelante hubo otras herejías más como los Docetas que no reconocían la encarnación de Cristo; así mismo fue el Montanismo, el Modalismo y el Adopcionismo, este último ubicaba a Cristo como hijo adoptivo de Dios.

Mas adelante llegó el maniqueísmo, una secta fanática que despreciaba la materia ubicándola como expresión del demonio. El gnosticismo entre los siglos I y III que  a través de un sincretismo religioso despreciaban la carne y atacaron a la iglesia. De esta se desprende un tal Marcio, más radical que los gnósticos. En fin, el monje Arrio, Nestorio y cuantos más. El cisma de occidente, más adelante la reforma con Martin Lutero, Melanchthon, Müntz, Calvino, Zwinglio entre muchos más. El rey Enrique VIII, quién  fundó la iglesia anglicana.

De la reforma protestante se desprenden cientos de iglesias cristianas evangélicas actuales. En el siglo pasado el Arzobispo  Marcel Lefebvre se alzó contra el Concilio Vaticano II; y ahora un grupo de sacerdotes ocultos y de laicos intelectuales de la fe, aunque no muy numeroso, utilizando la tecnología, páginas en internet, blogs y medios de comunicación, desconocen la autoridad del Papa Francisco y su legitimidad, acusándolo de falso Papa, criticándolo y desprestigiándolo por su amplitud, misericordia y humildad, confundiendo y perjudicando a los fieles y a la verdadera iglesia de Cristo la nuestra: Católica, apostólica, romana y papista a la que yo pertenezco y perteneceré hasta el final de mis días.

arangodiego@hotmail.com