JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR | El Nuevo Siglo
Jueves, 3 de Octubre de 2013

UNA SIMPLE NOTA

Estrategia fallida

Desde  hace algún rato venimos sosteniendo la necesidad de una estrategia internacional para despertar solidaridad en lo relacionado con el problema del mar en el archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Apenas hasta hace poco vimos un intento serio de articularla con los países de la región, pero lamentablemente  resultó fallida. Quiso el Gobierno armar un bloque de países  centroamericanos afectados con las pretensiones nicaragüenses para hacer frente común en lo que denominó "intenciones expansionistas" de Nicaragua y con ese concierto de nacionales, donde se incluía a Jamaica, Panamá,  Costa Rica y Colombia, presentar  protesta ante las Naciones Unidas en la pasada Asamblea.

El primero de los países en bajarse  de la mancomunada fórmula fue Jamaica. El pasado 23 de septiembre manifestó que no firmaría la comunicación conjunta que promovía Colombia, pues prefería tratar sus asuntos limítrofes, con base en la Convención del Mar, convirtiéndose en el primer país  en declinar la estrategia liderada por nuestro Gobierno.

El segundo país fue Panamá, aunque en un principio parecía estar de acuerdo con la estrategia, aprovecha las circunstancias para acercarse a Managua y  el 20 de septiembre el canciller Núñez ya estaba enviando señales amistosas, advirtiendo que el término utilizado de "expansionismo" era muy fuerte,  a su vez el embajador nicaragüense ante La Haya enviaba señales tranquilizantes para la región advirtiendo que no había de que preocuparse y el discurso de Martinelli ante las Naciones Unidas, en principio fuerte, concluyó con una rama de olivo para buscar una solución bilateral.

Desgranada la mazorca, solo quedó Costa Rica, a la postre con mal sabor porque se sintió abandonada por Colombia, que a la hora de la verdad, limitó su protesta a una simple nota al Secretario General, pero no aludió al tema en el discurso del Presidente que era el plato fuerte y el gran espacio para impactar sobre el tema a todas las naciones.

Conclusión, no salió bien el primer intento de diplomacia internacional sobre el tema. A lo mejor la estrategia de armar una acción a mano común no haya sido la mejor y de pronto resultaron más países apoyando a Nicaragua en la región, que a la misma Colombia, por la contradicción que encierra la estrategia de acatar la sentencia pero no aplicarla.  Muchos no lo entienden y Nicaragua aprovecha la confusión para vender la idea de que Colombia no respeta el Derecho Internacional, cuando los primeros en desconocerlo fueron ellos que declararon unilateralmente nulo el Tratado Esguerra-Bárcenas.  Pero hay que persistir.  De pronto  la vía diplomática deba ser otra, uno a uno con los países que tienen especial interés en que el control del  mar Caribe no se convierta en una lucha entre izquierdas y derechas, como parece que empieza a perfilarse.