JAIME ALBERTO ARRUBLA PAUCAR | El Nuevo Siglo
Jueves, 29 de Mayo de 2014

Los resultados electorales

 

El real triunfo en el proceso electoral del domingo pasado lo tendría que reivindicar el abstencionismo si fuese un partido político. Más del 60 por ciento de los posibles votantes se abstuvo de votar en las pasadas elecciones.

No cautivó el proceso democrático y el abstencionismo aumentó en relación con la anterior contienda electoral por las presidenciales que fue de poco más del 50 por ciento. Esto quiere decir en términos de representatividad política, que ninguno, ni siquiera el ganador, ostenta la legitimidad democrática. ¿Por qué tanta abstención? ¿Falta de cultura ciudadana? ¿Desengaño con la guerra sucia de las campañas? ¿Desconfianza en la clase política colombiana? A lo mejor un poco de todo ello.

De otro lado, pareciera que la contienda política se polarizó entre lo que representan los candidatos que pasaron a la segunda vuelta; el uno es el proceso de paz en La Habana buscando una solución política al conflicto, la continuidad del Gobierno que tomó distancia clara de su líder inicial; y el otro, la suspensión del proceso y prácticamente una oferta de sometimiento que puede conducirlo al fracaso, al estilo del líder que funge como jefe del debate electoral.

La sociedad colombiana se encuentra radicalizada entre estos dos extremos, ambos de derecha, pues la izquierda fue derrotada en las urnas. No es cierto entonces que los primeros le vayan a entregar el país al castro-chavismo ni nada parecido; ni que los segundos quieran alcanzar la paz pero sin concesiones. El debate está en cómo alcanzar la tan anhelada paz: los primeros en la mesa de negociaciones y los segundos combatiendo a la guerrilla hasta eliminarla y borrarla de la faz de la tierra.

Las candidatas tuvieron copiosas votaciones que las sitúan naturalmente como líderes indiscutibles en sus fraccionadas colectividades políticas. Campañas dignas y honrosas, señalando su talante ideológico en sus respectivos programas. Lo mismo podría decirse del Partido Verde y su candidato. Pero la gran pregunta es ¿se irán quienes los acompañaron en las urnas, para donde indiquen ahora esos líderes en la segunda vuelta? Creemos que no, el reacomodo no depende del camino que sigan los conductores. La polarización que está viviendo el país puede lamentablemente fraccionar aún más estas colectividades y de pronto desconcertarnos en los resultados electorales de la segunda vuelta.

Con más de seis millones de abstencionistas, con cinco millones de votos que se van a redireccionar en segunda vuelta, con casi 800.000 votos en blanco, cualquier cosa puede pasar. Esperemos que esto nos lleve a un segundo debate en franca lid, donde cada cual destape sus cartas para gobernar el Estado y sobresalgan los programas por encima de los defectos que ya conocemos.