Jaime Alberto Arrubla Paucar | El Nuevo Siglo
Jueves, 13 de Noviembre de 2014

El paro judicial

 

Definitivamente,  a la justicia le cayeron las siete plagas en los últimos tiempos y, para colmo de males, ya está completando un mes el paro judicial que se adelanta en Bogotá por empleados, jueces y fiscales, incluyendo la entrada a los tribunales superiores de Bogotá  y Contencioso de Cundinamarca.

El perjuicio para los usuarios de la justicia es demoledor; se detienen todas las actuaciones procesales, se congestiona la labor judicial, las acciones de tutela se paralizan y por ende la protección de los derechos fundamentales; especialmente se perjudican los que reclaman asistencia en salud que les ha sido denegada por entidades prestadoras de ese servicio.

Los motivos para el paro en la justicia son de muy diversa índole.   Comenzó por un problema presupuestal, para la continuidad de los despachos de descongestión, pues el Gobierno anunció que no iban más. Estos despachos son una contrariedad, pues prácticamente son una excepción, se supone que para descongestionar, pero que se volvieron la regla. Se está en mora de incorporarlos a la planta definitivamente y proceder a integrarlos cumpliendo las normas de la carrera judicial. A los jueces de descongestión, no se les aplican las normas de carrera para su designación y ello entorpece el sistema.

Después de dimes y diretes se ha dado el parte por las autoridades de que este punto se supera, que ya está la asignación presupuestal y que por el momento continúan los despachos de descongestión.

El problema es que el movimiento que se originó ya va más allá de los motivos que inicialmente lo sustentaron. Vuelve el eterno punto de la nivelación salarial; un sentido reclamo de todos los jueces, para que se les nivele proporcionalmente con los superiores, pues muy lenta e imperceptiblemente se ha venido ajustando la estructura salarial; primero en las altas cortes, luego los tribunales y mucho más lento ha sido el camino hacia abajo. Este punto tiene una amplia repercusión en el sector, pues afecta a funcionarios de Fiscalía y Procuraduría. El impacto en el deficitario presupuesto de la Nación es más que significativo. Difícil tema para abordar. Incluso, el paro se ha llenado de motivación de estirpe política, relacionado con la reforma al equilibrio de poderes y al mismo se le han unido funcionarios del Inpec.

Al paso que vamos, todo indica que el resto del año se va a ir en paro judicial. Pareciera que en los temas trascendentales del país, la justicia no está en la agenda. Es imperioso que se atienda con más decisión este problema que se está volviendo largo y que afecta considerablemente la convivencia social y pacífica de los colombianos.