Jaime Pinzón López | El Nuevo Siglo
Miércoles, 18 de Noviembre de 2015

“No cesa demencial acción de fundamentalistas”

EL TERROR

Civilización y terrorismo

 

OTRA  vez terror en Paris. No cesa la demencial acción de los fundamentalistas del Estado Islámico, quienes, en nombre de Alá -Dios es Grande- cortan cabezas, secuestran, destruyen memoria histórica, realizan ataques suicidas, conforman células, continúan con el proyecto de establecer un califato mundial donde el gran califa imponga sus decisiones, a través de regímenes subordinados, sin democracia ni civilización.

El Nacionalsocialismo preconizó la superioridad de la raza aria, la infalibilidad del Führer, el aniquilamiento de los judíos, produjo la hecatombe, condujo a la segunda Guerra Mundial, para terminar derrotado en 1945, luego de años de sangre, sudor y lágrimas. Era una teoría descabellada, bestial e inhumana, rechazada por los Aliados. En el fondo hubo anhelos económicos,  usurpación de bienes y territorios, desconocimiento del Tratado de Versalles, desprecio por la vida y la extraña concepción erótica del poder de Adolf Hitler. Lo religioso no ocupó el primer plano.

Con el Estado Islámico se pretende imponer la teocracia, por medio del terror, en contra de la población civil de los cinco continentes, con utilización del elemento sorpresa para amedrentar. El problema es grande, los acuerdos resultan imposibles, el desplazamiento de tropas complejo y los bombardeos a áreas ocupadas por el EI, en Siria, por ejemplo, ha sido ineficaz, con víctimas civiles y uso controversial de la fuerza frente al enemigo repartido en movimientos coincidentes para esparcir su tesis, en oposición a gobiernos fracturados, mediante demandas de carácter económico y social, desprecio del Derecho y  desconocimiento de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el frágil sistema diseñado para la preservación de la paz.

Francia, Estados Unidos, Rusia, Gran Bretaña, Canadá, Italia, España, Irán, Turquía, Polonia, en primera línea, con el respaldo de la mayoría de los países, luego del vandalismo en París y del derribamiento del avión ruso, anuncian la guerra total contra el terrorismo. La declaración tiene lógica, el Papa Francisco ha fijado la posición de la iglesia Católica, pero el tema es mayor, porque democracia y terrorismo no pueden disputarse el poder, ni las normas del Estado de Derecho han sido incluidas en las Constituciones para actuar contra el terrorismo, ni la locura se frena con estados de emergencia, cierre de fronteras o aplicación drástica de penas o juicios internacionales extraordinarios. Estamos muy cerca de la tercera guerra mundial.

El llamado al Estado Islámico sobre la cordura es indispensable así sea para dejar una constancia. Alá, según El Corán, es justo y misericordioso. La razón está del lado de la civilización. A eso se refiere Justine Trudeau, primer ministro de Canadá, al proponer la estrategia mundial antiterrorista: Hablar duro, defender la libertad y golpear donde corresponda a los responsables  del terrorismo.