JAVIER A. BARRERA | El Nuevo Siglo
Viernes, 25 de Enero de 2013

La mentida del Alcalde
Después de un año de administración sabemos que Gustavo Petro es un mal administrador, un alcalde obstinado con la improvisación y sospecho que en el fondo es un ferviente seguidor de la teoría del caos.
Como si esto fuera poco, ahora el alcalde está empezando a mostrar señales de locura y no tiene ningún tipo de pudor a la hora de permitir decisiones contradictorias a la luz de sus propios “ideales”.
Comienzo por aclarar que no soy partidario de las corridas de toros, nunca he asistido a una pero, aunque me espanta la idea de martirizar al animal, procuro tratar de entender los argumentos de los que están a favor y los que están en contra.
De forma unilateral el confundido que se sienta en la silla del alcalde decidió acabar con las corridas de toros en Bogotá bajo el argumento de que el compromiso de la ciudad era eliminar toda forma de exhibición animal en espectáculos circenses. Punto loable en papeles, sesgado en la práctica.
Hasta ahí el argumento es bonito. Sin embargo, ahora resulta que la otrora plaza de toros será la sede del espectáculo de los Hermanos Gasca. O si: un espectáculo circense en el que habrá perros, caballos y otros animales que no van en contravía con la ideología del Distrito porque son, ojo a esto: “animales domésticos”.
Qué me perdonen los militantes de la izquierda colombiana, pero mi opinión al respecto es sólo una: la decisión de permitir el funcionamiento de dicho circo demuestra que la igualdad es un comodín de campaña y no una convicción para actuar.
Primero: el hecho de dividir los animales entre los que pueden ser explotados profesionalmente vs. animales que no, es segmentación arbitraria y déspota que no le va bien a las personas que promueven “la igualdad” en todas sus formas. Cualquier justificación es simplemente basura intelectual y verborrea politiquera.
Segundo: lo que demuestra esta decisión es que la administración de Petro no apoya la verdadera igualdad y, por el contrario, sus decisiones de administración están manchadas por un resentimiento personal en contra de las clases privilegiadas de la ciudad. Simple.
El Distrito se rige por el rencor y por la división social, su concepto de igualdad no es más que la clásica revancha ideológica recalentada de ese falso pensamiento de izquierda que personas como Petro convierten en un discurso sin sentido y contradictorio en el momento en que tienen la capacidad de ejercer un poder de decisión.
La izquierda en Colombia, la del Polo, la Petro: es un lugar común, una forma de entender el mundo que casi nunca pasan de ser una “idea” fácil de defender en papeles pero incómoda a la hora de ejercer el poder práctico. Es decir, más fantochería que convicción.
@barrerajavier