JORGE ELIÉCER MARÍN MEJÍA | El Nuevo Siglo
Martes, 8 de Enero de 2013

Una tendencia universal

 

Comienzo  de un nuevo año y precisamente terminado en número que los supersticiosos suelen asociar con la mala suerte, el 13. Incluso en alguna parte del mundo omiten en los edificios el piso 13.  En este período de 365 días los ‘adivinos’, expertas en el tarot, ‘mentalistas’ y agoreros que abundan no solo en nuestro medio sino en todas partes del mundo, podrán aprovechar cierta mala fama de este número que incluso recuerda pasajes de la vida de Jesús, como la Última Cena, en la que participaron los doce apóstoles, y el Maestro, lo cual suma trece, para hacer ‘predicciones’ negativas.

El supuesto halo funesto que rodea este número no pasa de ser especulación. De los días de la semana hay uno sobre el que se tejen leyendas malas y con una frase del decir popular de que ‘en martes no te cases ni te embarques’, lo declaran como indeseable.

La superstición ha sido una tendencia universal en la historia de la humanidad. Desde tiempos antiquísimos en monarquías como la de los faraones, la ‘magia’ o la predicción de cosas que podrían suceder eran tenidas en cuenta, y los que ostentaban ese ‘poder’ lograban la admiración de monarcas; en esto se incluían los ‘sueños’ de los reyes, quienes aparentemente los interpretaban se consideraban seres excepcionales, dignos de los favores reales.

La inclinación a lo misterioso, a escudriñar para conocer el porvenir se ha dado en todos los tiempos. La que observa la ‘bola de cristal’ y ‘descubre’ secretos; los que vaticinan catástrofes, fallecimiento de figuras célebres siguen teniendo acogida en pleno siglo XXI, tercer milenio, en la era de las tecnologías más avanzadas. Y no se trata de que solo personas de estratos populares, sin mayor instrucción, sencillas y crédulas sean fieles seguidoras y confíen en los ‘expertos’ de ‘consultorios’ de ‘magia’, quienes presuntamente saben lo que depara el futuro. En estratos altos, personajes de rango elevado, funcionarios, también creen en aquellos con ‘poderes sobrenaturales’, que logran que ‘no llueva’. O de personajes de primera importancia en altas dependencias estatales con ‘brujo de cabecera’. Aquí casos se han dado. Es una inclinación diríase que innata a lo sobrenatural. Ocurre en todas partes. Grandes figuras de la farándula internacional, en países como EE.UU. tienen su asesor en asuntos ‘esotéricos’, el ‘gurú’. Y los hay célebres. Así que por más que avancen la ciencia y la tecnología, los ‘adivinos’, el horóscopo, el tarot, siempre tendrán su espacio. Y para el 2013 ya abundan las predicciones de lo que pasará, según avezados ‘pronosticadores’.