JOSÉ FÉLIX LAFAURIE RIVERA* | El Nuevo Siglo
Lunes, 7 de Enero de 2013

La economía no va bien

 

2013  será un año decisivo. Atrás quedaron las duras reformas en el Congreso, la Ley de víctimas y restitución de tierras y los diálogos con las Farc. Estos temas y otros más, marcarán un año de grandes definiciones, especialmente en el campo político. La de mayor trascendencia será si el presidente Santos se le mide a su reelección y si el expresidente Uribe encabeza una lista al Senado. Ambas decisiones pasan por la salud de la economía y la paz negociada.

Pese a que los diálogos en La Habana tendrán más titulares, es la economía la que condicionará el escenario electoral por su alto impacto en el empleo y el bienestar. Bush padre perdió la reelección con Bill Clinton después del triunfo en la guerra del desierto. Y Clinton hizo célebre la vieja frase de "Es la economía, estúpido". Sin embargo, la economía no lo es todo, como recordaba en los 90 Fabio Echeverri Correa: “La economía va bien, el país va mal”, refiriéndose al auge económico y apertura de capitales, pero acompañada de fuertes y permanentes situaciones de violencia. Sin duda, en el 2006, la frase de Echeverri pudo haberse formulado como “la economía va bien y el país mejor”, por el mejoramiento de la seguridad, el fortalecimiento de la inversión y los avances en la cohesión social, que le permitieron a Colombia multiplicar por más del 2,5 el PIB, las exportaciones y las reservas internacionales y reducir en más de la mitad la deuda externa y la inflación.

Hoy es indiscutible que las buenas condiciones de seguridad y orden público que empezaron a forjarse en 2002 se han deteriorado, a pesar del esfuerzo de la Fuerza Pública, como también se ha deteriorado el desempeño de la economía, con lo cual la frase citada estaría migrando a “el país no va bien y su economía tampoco”.

La construcción se descolgó el último trimestre con un saldo en rojo de 12,3% y, año corrido, prácticamente dejó de crecer. La situación de la industria es aún peor: no arroja crecimiento en el año y muestra crecimiento trimestral negativo en los dos últimos períodos como síntomas de una evidente contracción. Y la "locomotora” de minas e hidrocarburos dejó de tener los resultados de años anteriores.

En el sector agropecuario la situación no es diferente. El crecimiento es irregular y las buenas noticias están por el lado del café. Es más, las mismas cifras del DANE muestran que el crecimiento agropecuario entre enero y septiembre de 2012 es bajo, con solo el 2,1%; y se respalda en una tasa de Formación Bruta de Capital Fijo negativa de 3,5%, lo que tendrá consecuencias en el corto plazo. Sorprende por ello los resultados del empleo en menos de dos dígitos, cuando los sectores claves de la economía marcan una tendencia a la baja.

Tengo el presentimiento de que el panorama laboral no será el mismo. Las modificaciones introducidas para darle respuesta a exigencias ex-post del gobierno americano para aprobar el TLC, implicarán un menor dinamismo en ciertos sectores, en especial servicios y de bienes básicos, por la eliminación de las cooperativas asociadas de trabajadores y las normas con alcance penal para proteger la promoción del sindicalismo. También lo será la obligación de celebrar convenciones colectivas de trabajo cada año de todas las agencias del Estado.

Sin querer ser “ave de mal agüero”, la economía colombiana bajo estas condiciones tendrá un 2013 difícil, y lo será más si se acentúa la crisis internacional y la profundización de los TLC sigue generando efectos negativos. Es prácticamente imposible competir son una tasa de cambio que hoy ronda los $ 1.750. También son evidentes para 2013 las señales de desaceleración en el consumo de hogares y no se pueden desconocer los datos de aumento de cartera vencida de los colombianos, que aumentó en un billón de pesos.

La opinión es muy dada a simplificar las cosas. Se escucha que si el Gobierno logra firmar un acuerdo con las Farc la reelección es un hecho. No lo veo así. Por supuesto que el proceso y no solo sus resultados, tendrá un impacto político-electoral, pero si estos no van acompañados de una respuesta económica y social, mucho me temo, que el combustible de la opinión no dé para tanto.

*Presidente Ejecutivo de Fedegan