JOSÉ MANUEL RESTREPO ABONDANO | El Nuevo Siglo
Jueves, 24 de Enero de 2013

A devanarse los sesos universitarios

 

En  medio de la fallida Reforma a la Educación Superior en Colombia, el grupo de estudiantes de la denominada MANE, que representaba a un grupo de estudiantes universitarios, entre las propuestas que incluyó hablaron de la gratuidad en la educación superior. Se referían ellos no sólo a la educación superior ofrecida por instituciones de educación superior oficiales, sino también a las privadas.

Esta gratuidad ya existe en educación básica y media para la oferta de instituciones de educación oficiales, y ha sido un medio a través del cual ha aumentado la cobertura en este nivel de educación (hasta llegar a casi el 100%). Hoy la inquietud que se plantea es si dicha cobertura se ha logrado o no con la calidad esperada.

Independiente de lo anterior, nada más atractivo para la sociedad que regalar la educación, y mucho más en el caso de la educación superior que es la que conecta a sus egresados con el mundo laboral. En condiciones de abundancia de recursos fiscales y de superávits, sin duda alguna sería muy positivo lograrla, y más en el caso de las instituciones de educación superior oficiales.

Sin embargo, la realidad que enfrentan no sólo nuestras economías, sino muchas otras en el mundo entero; incluso aquellas que se acostumbraron a este denominado estado de bienestar ilimitado que ya colapsó en Europa; es el de la absoluta incapacidad para financiar la proveeduría de la totalidad de los bienes públicos. Países como Francia o incluso aquellos del norte de Europa, que tradicionalmente fueron muy generosos, retroceden en los subsidios que tradicionalmente concedían en educación superior.

El resultado ha implicado que las universidades tengan que reinventarse y proponerse el diseño de estrategias que generen nuevas fuentes de ingresos. Un ejemplo de lo anterior lo describe el diario El País de España, cuando señala cómo las universidades están buscando nuevas fuentes de recursos a través de “spin offs” o empresas creadas desde la universidad, o buscando donaciones a antiguos alumnos u ofreciendo otro tipo de servicios a través de programas novedosos de formación continua.

Para ejemplificar lo anterior, se pone el caso de la Universidad de Oxford que lanzó en el 2008 una campaña para recaudar recursos adicionales por vías distintas a las tradicionalmente utilizadas. Ejemplos similares a esto están sucediendo en Harvard, MIT, La Universidad de Kentucky, entre otras en el mundo.

La conclusión es que en lugar de “devanarnos los sesos” sobre si debe haber o no gratuidad (que reconocemos imposible en nuestro estado de finanzas públicas), es descubrir nuevos mecanismos a través de los cuales las universidades sean generadoras de ingresos, que se den de la mano con un desarrollo en la sociedad.

Y el camino para lograr esto, como lo señala el Presidente del IE de España, es mucha más autonomía universitaria y mejor gobierno universitario. Esto último significa evitar la fragmentación que sufren las universidades entre sus facultades y departamentos y entre la parte administrativa y la parte académica.

jrestrep@gmail.com