JOSÉ MANUEL RESTREPO ABONDANO | El Nuevo Siglo
Jueves, 14 de Marzo de 2013

“Ganamos pero perdimos”

“Soluciones a paros tienen altísimos costos”

 

 

Hace un par de días me llamaron de un medio de comunicación a consultarme sobre una propuesta que pudiese dar solución al paro que enfrenta la Universidad Nacional de Colombia. Se trataba de direccionar el 40% del punto porcentual adicional que definió la nueva Reforma Tributaria del Impuesto de Renta a esta institución, como medida que buscaba dar por terminado al paro en mención.

De entrada no compartí ni el fondo ni la forma de la propuesta, no tanto porque no pudiese solucionar el conflicto, sino porque conceptualmente no da respuesta a la forma como se deben resolver esta situaciones de conflicto y de negociación. En adición a que pragmáticamente, al día siguiente tendría el paro en por lo menos seis universidades oficiales más, reclamando lo propio o exigiendo que a ellas se les aplicara el mismo beneficio.

Esta propuesta es el resultado de algo que ha hecho carrera en nuestro país en el enfrentamiento de expresiones populares, según el cual toda diferencia tiene su “costo”, y que es con subsidios y prebendas del Estado como se solucionan las diferencias. El resultado final, es que a una propuesta de política de Estado bien intencionada le sigue una expresión popular de rechazo, y a continuación viene el gobierno a negociar acuerdos con los recursos públicos, con el agravante de que dichos recursos son escasos y finitos. Y en otros casos, no se negocian recursos sino la propia política pública.

A manera de ejemplo hablemos de temas como la reforma a la tabla de fletes que buscaba reducir los costos de transporte y logística que son francamente escandalosos en Colombia, o la fallida reforma a la educación superior que pretendía ponernos a tono con la realidad del mundo de hoy. A ambas le siguieron los paros, y a continuación el Gobierno cedió rápidamente a la presión en ambas por las amenazas de huelgas y expresiones públicas. Se perdieron en ambos casos, como en otros similares, oportunidades de oro para las necesitadas reformas, y con ello años de desarrollo de Colombia.

Lo nuevo en esta equivocada estrategia es el paro cafetero, en donde además de ceder económicamente, terminamos en políticas de Estado del siglo pasado que sostienen negocios con subsidios por cuenta de los contribuyentes y alimentan así la ineficiencia del sector productivo en cuestión. Puntualmente en el caso del café, suma ésta equivocada decisión a seguir sosteniendo un modelo en desuso como el de la Federación Nacional de Cafeteros, que es un ejemplo de expresiones “jurásicas” de una sociedad y economía que por el contrario invita a la competitividad y mayor eficiencia. La Federación fue instrumento ideal en el pasado, pero hoy no es el camino ideal y legítimo de representación del sector. 

Como queda claro de todos estos casos, aparentemente ganamos en todos ellos con las negociaciones, pero la verdad es que el que termina perdiendo siempre es el país y su propio futuro.

Al contrario de Maturana, en esos casos ganar es perder mucho.

jrestrep@gmail.com